Tarifazos de la luz, ganancias crecientes y extraordinarias de distribuidoras eléctricas, concentración empresaria, vinculaciones entre los dueños de las principales firmas eléctricas del país, negocios entre ex socios, acceso fluido de esos empresarios al presidente Mauricio Macri, violación del marco regulatorio de la distribución eléctrica en el territorio de la gobernadora María Eugenia Vidal y las firmas que controlan las empresas eléctricas están radicadas en plazas offshore. Este combo con el sello Cambiemos tiene de protagonista a las cuatro eléctricas de la Provincia de Buenos Aires y a un financista con prudente presencia pública pero bastante conocido en la city: Rogelio Pagano. Junto a Marcelo Mindlin, dueño del conglomerado energético Pampa, que tiene como uno de sus mayores inversores privados a Joe Lewis, el magnate inglés que hospeda a Macri en sus habituales descansos en la Patagonia, y Alejandro Macfarlane, habían desembarcado en Edenor en 2005 y en otros firmas del área energética a través del Grupo Dolphin. El año pasado, Mindlin concretó la sospechada compra de la constructora Iecsa de la familia Macri. Edenor fue la primera pieza de una red que se fue expandiendo, y con el macrismo ya abarca la mitad del servicio eléctrico de la Capital Federal y de toda la Provincia de Buenos Aires, que reúnen en conjunto un tercio del total de los usuarios del servicio de luz del país. Pagano controla la luz de Buenos Aires con Eden (norte y centro), Edea (Costa Atlántica y centro), Edes (sur) y Edelap (La Plata y alrededores), conformando un monopolio privado de la distribución de la luz en la provincia gobernada por Vidal, irregularidad manifiesta con el vigente marco regulatorio nacional y provincial. Federico Basualdo realizó la impecable investigación “La violación del marco regulatorio en el funcionamiento actual de la distribución eléctrica de la provincia de Buenos Aires”. Sociólogo e investigador de Flacso, Basualdo explica que el proceso de reforma neoliberal de los 90 adoptó como principio básico la promoción de la competencia y mercados competitivos, junto con la privatización de las empresas públicas y el establecimiento de un nuevo marco regulatorio para la actividad eléctrica. El nuevo modelo tuvo esencialmente como objetivo reemplazar uno basado en el monopolio estatal verticalmente integrado y con planificación centralizada, por un sistema de competencia basado en el mercado y descentralizada. Hasta ese momento, el sector estaba conformado por empresas nacionales y provinciales verticalmente integradas que generaban, transportaban y distribuían energía eléctrica, y cooperativas eléctricas con distintos tamaños y distinto grado de integración. La forma de implementar el nuevo modelo de negocios fue la desintegración vertical y horizontal de la industria (generación, transporte y distribución), y la privatización de la mayor cantidad de unidades de negocios independientes (división de las empresas). Segba fue fragmentada en cuatro generadoras y en tres distribuidoras (Edesur, Edenor y Edelap) y también fue dividida en tres Eseba de la Provincia de Buenos Aires (Eden, Edea y Edes). En 2011, la regulación de Edelap fue transferida del gobierno nacional al provincial. Basualdo indica que en los monopolios naturales regulados, como el de la distribución eléctrica, la desintegración horizontal en unidades económicas promovida en los 90 buscaba generar las condiciones para la denominada “competencia por comparación”, asignando al ente regulador (ENRE) la responsabilidad de prevenir conductas anticompetitivas, monopólicas o de abuso de posición dominante. A comienzos del 2000, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) inició una investigación sobre la entonces empresa española Endesa (ahora es propiedad en un 70 por ciento de la italiana Enel) porque tenía acciones de Edenor y Edesur. A partir de un informe de la Secretaría de Defensa de la Competencia, el ENRE dictaminó la incompatibilidad de Endesa para participar en ambas sociedades, y ordenó al grupo empresario a desprenderse del control accionario en alguna de las dos empresas. El gobierno de Cambiemos permite lo que el marco regulatorio de los noventa impide. Recién un año después de concretada la compra de Eden y Edes por parte de la empresa de Pagano (Desarrolladora Energética SA), el 18 de mayo de 2017, la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia elevó el caso al secretario de Comercio, Miguel Braun. Basualdo cuenta que en el Apartado III del informe (Dictamen N°110), el presidente de la Comisión y los vocales que lo acompañan comunican la secuencia de consultas realizadas tanto al ENRE y al Organismo de Control de Energía Eléctrica de la Provincia de Buenos Aires (Oceba). Ambos organismos respondieron de manera incompleta la consulta realizada, y frente a la insistencia de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia omitieron cualquier respuesta. Lo que la indujo a concluir que “no poseen objeción alguna que formular” y, por lo tanto, autorizó la operación que derivó en la primera etapa de la constitución de un monopolio privado de la luz en Buenos Aires. De esa forma, el gobierno nacional desconoció el antecedente de Endesa con Edesur y Edenor. Todavía falta el dictamen de Comercio para autorizar o rechazar la compra de Edea y Edelap por parte de Pagano. Basualdo señala que la concentración de la actividad de distribución eléctrica en la provincia de Buenos Aires en manos del grupo DESA (Pagano), “representa una flagrante violación por parte del poder económico de la regulación neoliberal impuesta durante la década de 1990”. Con Eden, Edea, Edes y Edelap, el grupo Pagano concentra el 58, 8 por ciento de los usuarios de energía eléctrica y el 65, 2 por ciento de la energía distribuida de la provincia de Buenos Aires. A partir de 2016, en un contexto de aplicación de un fortísimo ajuste tarifario, el grupo DESA estuvo motivado a desplegar una agresiva política de adquisición de empresas de distribución eléctrica. En mayo de ese año, Vidal había aprobado el primer ajuste de electricidad para los bonaerenses, con aumentos de entre 100 y 215 por ciento, para aplicar otro de 58 por ciento promedio el año pasado (otros cálculos lo amplían a 125 por ciento). Dos semanas antes de que se celebre la audiencia para habilitar este último ajuste, la Provincia autorizó un incremento adicional de 10 por ciento, al considerar que cumplieron con un plan de obras de 580 millones de pesos. El tarifazo en la luz fue así el principal incentivo para capturar el control de las distribuidoras eléctrica y si, además, hay simulación oficial en la tarea de fomento de la competencia, el negocio es redondo para quien puede beneficiarse. La concentración en el grupo Pagano redefine el funcionamiento del sector eléctrico de la provincia de Buenos Aires, violando lo establecido en el marco regulatorio provincial y nacional vigente. Rogelio Pagano desembarcó en el sector energético de la mano de Marcelo Mindlin. Como director del Grupo Dolphin –firma clave de Mindlin para la inversión en empresas eléctricas– era el encargado de desarrollar las fusiones y adquisiciones. Antes de incorporarse al Grupo Dolphin en 2002, Pagano trabajó en Newbridge Latin America, Deutsche Morgan Grenfell en Argentina, Citibank y Bank of America. Fue una pieza principal en el surgimiento y consolidación de Pampa Energía y manejó la dirección financiera de Edenor, entre otros cargos. Hasta la compra de las eléctricas bonaerenses, Pagano también fue director ejecutivo del Grupo Dolphin, director suplente de Pampa Energía y miembro del directorio de Edenor. Basualdo describe que “durante los últimos años encaró nuevos negocios que se presentan aparentemente como independientes del grupo en cuestión”. Asociado con el empresario venezolano Miguel Martínez Mendoza (ex ejecutivo de Enron), en abril de 2012, le compró a Edenor la distribuidora eléctrica de Salta (Edesa), por 23 millones de dólares. En ese momento, Pagano trabajaba en Edenor. La sociedad utilizada para realizar esa operación fue Power Infraestructure Group. Basualdo advierte que no se encontraron registros sobre la composición accionaria de esa firma, pero la información pública a la que él accedió indica que Martínez Mendoza era el controlante y Pagano, un socio minoritario. Un año después, en febrero de 2013, otra vez Edenor les vendió por 80 millones de dólares la distribuidora eléctrica del norte de la provincia de Buenos Aires (Eden). En agosto de 2014, Pagano se independizó de Martínez Mendoza e inscribió en el Registro Público de Comercio la empresa Desarrolladora Energética SA (DESA). En mayo de 2016, realizó su primera operación grande, le compra a Martínez Mendoza su participación en Edesa (Salta), Eden y Edes. La operación se realizó por un total de 300 millones de dólares, con financiamiento del banco de inversión UBS y del fondo de inversión norteamericano Carval. En marzo de 2017, Alejandro McFarlane (estuvieron juntos en el desembarco en Edenor con Mindlin) le vendió el control accionario de la distribuidora de la costa atlántica (Edea) y de la distribuidora eléctrica de la capital provincial (Edelap). Pagano, Martínez Mendoza, MacFarlane y Mindlin conforman un cuadrado energético que permitió que DESA pudiera avanzar sobre el control de la distribución eléctrica de la provincia de Buenos Aires, integrando en un mismo grupo económico las distintas unidades de negocio de lo que fuera la empresa estatal de luz bonaerense. Basualdo elaboró un impresionante organigrama detallando cada uno de los eslabones del entramado societario de Pagano (nombre de la empresa, participación accionaria, vinculación con otras firmas), que nace con la firma controlante del conglomerado energético: Cuxery International. Es una sociedad anónima constituida de acuerdo con las leyes de Uruguay. Basualdo explica que, en términos formales, con sólo el 11, 9 por ciento del capital, Pagano es el controlante, debido a que retiene el total de las acciones ordinarias. El resto de las acciones de Cuxery Internacional son “acciones preferidas” (cobran primero los dividendos sin injerencia en la empresa) que corresponden a inversionistas anónimos, que dada “la confianza” que tienen en Pagano depositan en él el manejo y control de la compañía. Con el típico armado mamushkas de offshore, con el 20, 4 por ciento del capital y el 79, 5 por ciento de las acciones con derecho a voto, Cuxery Internacional es controlante deTesnik Holding, sociedad constituida de acuerdo con las leyes de Inglaterra y Gales. El 71, 95 por ciento del capital social y del 20, 4 por ciento de los derechos de voto restantes son titularidad de CVI CVF III LUX MASTER, una sociedad radicada en Luxemburgo en 2006, que según los registros de la consultora Bloomberg, es una empresa subsidiaria de Cargill. El eslabón final de este entramado de firmas es el control de las cuatro distribuidoras eléctricas bonaerense. Según esta información, Rogelio Pagano solo tiene una participación accionaria minoritaria del grupo DESA, reteniendo su gerenciamiento. La única sociedad donde tiene la mitad del paquete de acciones es Magintec, controlante a la vez de la distribuidora eléctrica de Salta. Si el gobierno nacional no tuvo voluntad de realizar un análisis mínimo de defensa de la competencia, para evitar la conformación de un monopolio privado de la luz en la provincia de Buenos Aires que viola el actual marco regulatorio neoliberal de los 90, no es esperable que se interese por saber quiénes son los otros socios de Pagano. Sería revelador, y hasta puede ser una sorpresa, conocer quienes invierten en energía en la Argentina que el ministro Juan José Aranguren todavía no le tiene confianza. (email protected)
Todo queda entre amigos
El tarifazo fue el incentivo para la conformación de un monopolio privado de la luz en la Provincia de Buenos Aires, que viola el marco regulatorio vigente. Los gobiernos nacional y provincial no cuestionan esa concentración irregular.