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Las balas que mataron a Marielle Franco eran de la policía

El asesinato de la concejala en Río de Janeiro fue repudiado por miles de manifestantes en las principales capitales brasileñas, que criticaron la militarización y exigieron el esclarecimiento.

De acuerdo con una pericia realizada por la División de Homicidios de la Policía Civil de Río de Janeiro, las balas que mataron a la concejala de izquierda Marielle Franco y a su chofer, Anderson Gomes, pertenecían a un lote comprado por la Policía Federal de Brasil. El lote de munición UZZ-18, usado en pistolas calibre 9 mm, fue fabricado por la empresa CBC y adquirido el 29 de noviembre de 2006 por la fuerza policial, en una compra identificada a través de las facturas 220-821 y 220-822. Ahora comienza un trabajo de rastreo para saber como esas municiones llegaron a las manos de los asesinos y poder así conocer su identidad. Los investigadores ya tienen también la patente de un segundo vehículo que habría participado del atentado. El primero de los autos, un Cobalt gris con patente de la ciudad de Nueva Iguaçu, del conurbano fluminense, estaba estacionado en la puerta del local del que salió la concejala, y por eso los tiradores sabían que ella se había sentado en la parte trasera, del lado derecho, a pesar de que su auto tenía vidrios oscuros. Uno de los conductores del primer vehículo usado por los asesinos fue filmado por cámaras de seguridad hablando por su celular cuando ella llegó al lugar. Tiempo después, cuando Marielle salió, comenzó a seguirla y, a mitad del camino de aproximadamente 4 km hasta el local del crimen, otro auto se sumó a la persecución. Al llegar a la calle Joaquim Paralhes, en el barrio Estácio, cerca de las 21:30, el auto donde viajaban los tiradores se colocó a su lado mientras el otro le cerraba el camino. Fueron 13 disparos (no nueve, como se informó al principio), directamente contra su ventanilla. Marielle recibió al menos cuatro tiros en la cabeza y en el cuello y el chofer fue baleado por la espalda. Ambos murieron en el acto. Además de la asesora de Marielle que viajaba con ella y sobrevivió, hubo al menos un segundo testigo que ya declaró bajo identidad reservada. De acuerdo con fuentes de este cronista, nuevos testigos que aún no declararon (pero lo harán, aunque están asustados) cuentan con información fundamental para conocer lo que sucedió luego del atentado con uno de los vehículos usados por los asesinos. Anoche, en diferentes ciudades de Brasil, decenas de miles de personas se movilizaron pidiendo justicia. En Río de Janeiro, la movilización fue multitudinaria, la mayor que ocurre en la ciudad desde las protestas de junio de 2013. “No acabó, tiene que acabar, yo quiero el fin de la policía militar” y “¡Qué hipocresía! Esa policía mata negros todos los días” eran las dos consignas que más cantaba la marea humana que recorrió el centro de la ciudad. Marielle, concejal electa en 2016 por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) con más de 46 mil votos (la quinta más votada de la ciudad), era una joven negra nacida en el complejo de favelas de la Maré, actualmente ocupado por el ejército, y denunciaba las consecuencias de la militarización, las violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad y los numerosos casos de gatillo fácil que vienen ocurriendo en las favelas. Era socióloga y activista de derechos humanos. Su asesinato conmueve al país y pone en jaque la política de seguridad del gobierno de Michel Temer, a la que Marielle se oponía con vehemencia. Ahora se sabe: las balas que la mataron también eran de la policía. El círculo comienza a cerrarse.

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