En los últimos días, quienes trataron con Cristina Fernández la escucharon hablar mal de uno de sus aliados con poder territorial en el conurbano bonaerense. Lo hizo de un modo distinto a como se la oyó llamar a su asistente Oscar Parrilli. “¡Es un imbécil!”, repitió varias veces cuando le preguntaron por el intendente de Lomas de Zamora, Martin Insaurralde, distrito en el que la candidata a senadora por Buenos Aires esperaba sacar más votos de los que finalmente obtuvo. Tras un empate técnico -al menos por ahora lo es- en competencia con la fórmula Esteban Bullrich-Gladys González, de Cambiemos, la ex presidenta quedó muy enojada. Y se descargó con varios de sus socios del peronismo bonaerense. Así se lo afirmaron a Clarín fuentes de su espacio, “Unidad Ciudadana”; intendentes que la apoyaron explícitamente; otros que no tantos; senadores y diputados nacionales. Y hasta a importantes miembros del Gobierno que tuvieron contacto con dirigentes K. Sí, entre la Casa Rosada y el Instituto Patria hay interlocutores. No oficiales. Amigos de la política que hablan sin grieta de por medio. Más allá de lo que haya dicho o como se mostró en público, las fuentes consultadas por este diario coinciden: la “Jefa” está de muy mal humor, no les responde . Como siempre ocurre en el kirchnerismo cuando se sucede un fracaso, la Jefa ha salido a encontrar responsables. Desde hace varios días, dejó de atenderle el teléfono a algunos de los intendentes del conurbano que hicieron campaña por ella. Este fin de semana largo volvió a Santa Cruz. Pero no a su casa de Río Gallegos, si no a la de El Calafate, más lejana a la crisis social que afecta al distrito del que fue diputada nacional y senadora. Según las fuentes consultadas por Clarín, uno de los dirigentes que recibió frases secas e hirientes de Fernández fue Fernando Espinoza, jefe territorial de La Matanza. “Hablaste demasiado con los medios”, lo cruzó su Jefa, entre otras críticas por el estilo. Espinoza es un dirigente cauto. Habló con la prensa, sobre todo, al momento de votar en las PASO. Suficiente para levantar bronca en CFK. La ex presidenta se refugia más que nunca en los consejos y diálogos que mantiene con su nueva asistente incondicional, la diputada nacional Teresa García. Y, como siempre, con el leal para siempre Parrilli. El ex jefe de la AFI pasó un mal domingo en las PASO. Cumplía 66 años. Tuvo poco para festejar. No solo porque su Jefa tenía un pésimo humor. Cambiemos, además, ganó la elección en su provincia de origen, Neuquén. Fuentes del PJ bonaerense consultadas por Clarín contaron que el domingo de las PASO Cristina estaba bajo un total estado de asombro a medida que se oficializaba el avance del conteo provisorio de votos. Diferentes fuentes del PJ aseguran que Fernández se había aliviado con los números de un boca de urna que le había hecho una encuestadora ligada a la agrupación juvenil K, La Cámpora. Ese “sondeo” les daba a los jefes de campaña de “Unidad Ciudadana” que Fernández le ganaría a Bullrich por 40% de los votos contra un 27, 3% que sacaría su rival. Pasaba la noche y no había diferencia tan grande entre uno y otro. Mientras tanto, le reportaban a Fernández las últimas novedades que llegaban desde el Centro de Cómputos del Correo, ubicado en Barracas. Estaban allí para informarla sobre cada detalle de lo que ocurría en ese lugar crucial el diputado nacional Rodolfo Tailhade, ex agente de Inteligencia, y nuevo denunciador K en tribunales. Tiene un promedio estable en el avance de las causas que busca impulsar: casi ninguna logra juntar sustento suficiente para seguir tramitándose con seriedad. Tailhade estaba acompañado en el Correo por el primo de Eduardo “Wado” De Pedro, Germán Ustarroz. Cristina terminó su domingo de rabia criticando incluso a dirigentes a quienes suele tratar con mayor cariño, como uno de los jefes de La Cámpora, “Wado”. Su hermano de crianza, el intendente de Mercedes, Juani Ustarroz, no podía creer que en su distritos “Unidad Ciudadana” perdió por 17% de los votos en favor de Cambiemos. La relación entre los jefes comunales del PJ bonaerense empezó a cambiar. Hay casos puntuales que marcan la tensión con la se negociará a partir de ahora entre Fernández y los jefes del territorio bonaerense. El histórico jefe comunal de Ituzaingó, Alberto Descalzó, por ejemplo, perdió en las PASO en la categoría de concejales. Un jefe comunal sin mayoría propia en su Concejo Deliberante corre riesgo permanente de ser destituido. Cristina se convenció, además, que al menos dos intendentes del conurbano sur pusieron más energía en su campaña local que en hacer proselitismo por su precandidatura a senadora. Uno de ellos es Juan Patricio Mussi, de Berazategui. Su padre, Juan José, se postuló a concejal en esa localidad. Y el otro es Alejandro Granados, de Ezeiza. Ya hay “traidores”, un “imbécil” y está el clásico “pelotudo”. No parecen ser palabras que utilice una candidata que se sienta ganadora y en confianza con sus socios. Políticos.
Cristina Kirchner furiosa: el insulto a Martín Insaurralde y la bronca con Fernando Espinoza
La ex presidenta quedó muy disconforme con el resultado de Unidad Ciudadana en las primarias.