El caso de supuesto lavado de dinero que vuelve a poner en la mira al jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, es un nuevo capítulo del manual del lavado transnacional y puede complicar la situación del funcionario. Los hechos que se relatan en este artículo son parte del documento oficial presentado por la Delegación de Combate a la Corrupción y Crímenes Financieros de la Policía Federal de San Pablo, con colaboración de la AFIP brasileña. Arribas es mencionado cinco veces en testimonios de arrepentidos y por los propios investigadores. Es la primera vez que un documento oficial vincula a Arribas con una maniobra delictiva. “No conocemos aún el origen del dinero que recibió Arribas y si bien él no es el foco de nuestra investigación, seguirá siendo investigado”, aseguró una portavoz de la Policía Federal de San Pablo a PERFIL. El jueves, la prensa brasileña reveló la “Operación Descarte”, un nuevo escándalo que involucra desde grandes compañías hasta empresas fantasma. La investigación se focaliza en una “amplia y compleja organización criminal, volcada principalmente al lavado de dinero con recursos provenientes del Consorcio Soma-Soluciones en Medio Ambiente”, el grupo empresario encargado de la recolección de basura en el municipio de San Pablo. De acuerdo al documento presentado por la Policía Federal de San Pablo y analizado por PERFIL, los investigadores determinaron que había seis grupos empresarios conectados entre sí y que aunque estaban controlados por distintas personas, tenían un eje en común: el dinero que manejaban salía de este consorcio empresario dedicado a la recolección de residuos. Uno de esos grupo estaba encabezado por Atila Reys Silva. Para los argentinos, se trata de un empresario con un fugaz paso por los medios. Cuando La Nación reveló que Arribas había recibido pagos de un valijero del Lava Jato por casi US$ 600.000 y quedaba en el centro de sospechas por presuntas coimas de Odebrecht, el jefe de la AFI dijo que sólo reconocía una de esas transferencias (que recibió en su cuenta en Suiza en septiembre de 2013) y que era por la venta de un departamento en San Pablo a Atila Reys Silva. Luego, dijo que era por la compra de muebles. Según el documento presentado a la Justicia de Brasil, este empresario brasileño controlaba dos empresas llamadas Orion, una dedicada supuestamente a la construcción y otra a la importación y exportación. Atila Reys Silva operaba con un testaferro confeso: Marcos Alberto Silveira, quien detalló cómo funcionaba la maniobra. “Al menos entre los años 2013 y 2015 (una de las empresas, Orion Brasil Importaçao e Distribuiçao) fue utilizada para recibir una cantidad elevada de nada menos que 72.564.052,70 reales” (unos US$ 24 millones) simulando que vendía mercaderías; prestaba servicios jurídicos y financieros. ¿Quién pagaba esos servicios falsos? El consorcio SOMA, el grupo empresario a cargo de la recolección de residuos en San Pablo, y otra compañía importante en Brasil: el Grupo CVC Turismo. Estas grandes empresas sacaban dinero negro simulando pagos a Orion. Luego Orion blanqueaba estos fondos y los movía en el sistema, utilizando por ejemplo a los financistas/valijeros Alberto Youssef y Leonardo Meirelles, que a su vez contaban con su propia red de empresas truchas y cuentas en bancos internacionales al mejor postor y multipropósito: coimas del Lava Jato, evasión de impuestos, lavado de dinero. Atila Reys Silva era uno de sus clientes, así como Odebrecht, según los arrepentidos. Una de las formas de Reys Silva de blanquear el dinero era mediante “pagos de gastos personales y patrimoniales de él y su familia, incluida la adquisición de bienes de lujo, como autos de marca Ferrari y Maserati; pagos a las empresas truchas de Alberto Youssef, preso por el Lava Jato; transferencia de valores para Gustavo Héctor Arribas, sospechoso de corrupción en la Argentina relacionado con Odebrecht y el Lava Jato”, dice el documento de la policía. Meirelles dijo en su confesión en Brasil que en realidad transfirió US$ 850.000 a Arribas (o sea más dinero) y que los pagos fueron efectivamente por pedido de Atila Reys Silva pero que desconocía los motivos de esos pagos, dice el documento. En una videoconferencia en mayo último ante los fiscales Federico Delgado y Sergio Rodríguez, antes de que el juez Rodolfo Canicoba Corral y la Cámara Federal cerraran el caso, el valijero sostuvo otra cosa: que él realizaba transferencias para pagar coimas por orden de las constructoras Odebrecht y OAS. Es decir, tenía clientes varios. El jefe de Meirelles, Youssef (principal valijero del Lava Jato) aportó más información en Brasil. Dijo que el objetivo de Atila Reys Silva era sacar el dinero a Suiza, justamente donde se encuentra la cuenta bancaria de Arribas que recibió los US$ 850.000. Las fechas en que Arribas recibió las transferencias -septiembre de 2013- también coinciden con el período de la maniobra investigada en la Operación Descarte:2013-2015. Pero también coinciden con fechas clave de las operaciones de Odebrecht en Argentina. El viernes, Arribas desmintió estar relacionado con operaciones de lavado de dinero en Brasil, lo adjudicó a “versiones periodísticas” y agregó: “Quiero expresar que no tuve ningún tipo de vinculación con los casos llamados Lava Jato ni la recientemente mencionada Operación Descartes”. El jefe del organismo de inteligencia del Estado reiteró que “con motivo de la venta de un inmueble al Sr. Atila Reys Silva, se acreditó en mi cuenta bancaria la suma de US$ 70.475, la que responde al pago de los muebles existentes en el inmueble objeto de la operación”. Agregó que “fue el comprador Atila Reys Silva quién eligió las vías, sujetos y demás modalidades para que el dinero ingresara a mi cuenta bancaria”.
Por primera vez, un documento oficial vincula a Arribas con delitos de lavado
El caso de supuesto lavado de dinero que vuelve a poner en la mira al jefe de la Agencia Federal de I