Política

Juan Grabois defendió su "alianza táctica" con Moyano: "Francisco es un factor de reagrupamiento"

El dirigente social defendió su "alianza táctica" con el camionero, dijo que el gobierno "es insensible frente a los pobres" y justificó que el Papa no venga a la Argentina

Juan Grabois se levanta de su silla. —No nos merecemos que venga el Papa —dice en voz alta. Los periodistas arrumados alrededor de la mesa se quedan perplejos. Y un silencio ensordecedor termina por apoderarse de la casa, en pleno corazón de San Telmo. —Muchos de los que dicen por qué no viene Francisco no quieren que venga. No lo están esperando. Lo dicen para criticarlo. Y si él no viene ahora es porque no debe sentirlo —provoca. El titular de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) no da nombres pero los insinúa. No quiere presumir la representación del Sumo Pontífice pero lo interpreta. No quiere oficiar de vocero pero lo traduce. Y así concluye que la prédica papal contra el "capitalismo estructural" es lo que cohesiona a los manifestantes que irán a la movilización convocada por Hugo Moyano. "Entiendo que Francisco es un factor de reagrupamiento. Ojo, yo no creo que el Papa sea opositor al gobierno pero muchas de las críticas que él hace para mí tienen que ver con algunas políticas de Mauricio Macri", aguijonea. A Grabois no lo amilanan las denuncias que pesan sobre el líder de los camioneros. "Lo nuestro es una alianza táctica y en toda alianza táctica hay intereses particulares. Si Moyano tiene un interés particular en un tema judicial, o no, para nosotros es absolutamente secundario", se escuda. Los sospechas sobre manejos irregulares del sindicalista vuelven a asomar en la charla pero el dirigente social le extiende un salvoconducto. "No es cierto que Moyano tiene un botón y ordena una mafia. Eso es subestimar a los trabajadores. Es toda gente que labura y que está en el gremio porque Moyano le garantiza un convenio colectivo extraordinariamente bueno. Por eso están tan movilizados. A la mayoría de los trabajadores argentinos le gustaría tener el convenio de camioneros", afirma y, hábil, busca la complicidad de sus interlocutores. Grabois no conoce personalmente a Hugo pero sí a su hijo Pablo, a quien considera "un pibe de barrio, un laburante". Con él congenió la articulación del sindicalismo combativo con los movimientos sociales, y la posibilidad de que éstos se integren formalmente a la CGT. —No repara en las denuncias sobre Hugo, ¿tampoco en las que hay sobre Pablo? —Las cosas que dicen no sé si son ciertas. Trato de no prejuzgar por lo que dicen los medios de comunicación, porque dicen tantas mentiras de mí que por ahí dicen mentiras de otros. Fíjense que de mí dicen que voy a ser candidato con Máximo Kirchner o que mi mamá es Matilde Menéndez. En efecto, la posibilidad de una candidatura no está en su horizonte, aunque admite un encuentro con el hijo de la ex mandataria y otro con la propia Cristina en su casa. "Con ella hablamos tres o cuatro veces por teléfono y también hubo un encuentro. Hablamos de temas generales, eso es lo más común del mundo", minimiza. A su lado, Rafael Klejzer, secretario general de la CTEP porteña, asiente. "Acá el que no habla pierde. Es así de sencillo", su suma . La frase le sirve a Grabois para resaltar el buen diálogo que también mantiene con Carolina Stanley, la ministra de Desarrollo Social. "Dentro de un gobierno que no se caracteriza por su sensibilidad con los pobres, ella hace todo lo posible para colaborar. En la cotidianeidad labura muy bien. Mejor que Alicia Kirchner. Operativamente es mejor", sorprende mientras se acaricia la barba. Stanley es prácticamente la única de todo el gabinete que el joven dirigente pone a resguardo. "La verdad es que están haciendo muy mal las cosas. Con Gilligan entregaron un peón a cambio de una alfil, porque el que estaba más complicado era Caputo. Al quinto escándalo alguno tenés que entregar porque sino es joda. Es como la Oficina Anticorrupción. Está Laura Alonso, que es una cosa escandalosamente parcial. La Oficina Anticorrupción es una oficina antioposición", se altera. Su verborragia expira cuando le preguntan sobre el aborto. Un sorbo de gaseosa y una oportuna masita ofician de cómplices de un prolongado silencio. Finalmente explica que en la CTEP hay distintas posiciones y que la suya, como consultor del Pontificio Consejo de la Justicia y de la Paz de la Santa Sede, cualquiera la puede deducir. "Estamos tratando de hacer fuerza en lo que coincidimos, no en lo que nos divide", escapa, sagaz. —¿Y en qué coinciden? —Bueno, la política socioeconómica de este gobierno para nosotros es mala. —¿La marcha apunta a construir una alternativa al actual gobierno para 2019? —Si viene un gobierno con una política mejor, mejor. Si mañana este gobierno se levanta, y dice: "Che, nos equivocamos, la doctrina Chocobar es una mala doctrina, los derechos humanos no son un curro, son una cosa muy importante, hay que cuidar a los más débiles y …" — ¿Qué pasaría? —Yo creo que están haciendo las cosas muy mal, se han equivocado de rumbo, actúan con una gran soberbia después de las elecciones. Creo que han dinamitado los canales de diálogo de manera deliberada, creo que han apostado a radicalizar el conflicto social, para hacer política con la represión, porque la represión garpa en los focus group. Al hablar de mano dura, Grabois linkea directamente a Patricia Bullrich. Y la responsabiliza de lo que suceda en la marcha. "Va a haber mucha gente. Si la ministra de Seguridad no mete a las fuerzas federales no va a pasar nada. No sabemos bien cómo va a terminar el operativo, pero no debería pasar nada", dice, desconfiado. Y en la despedida echa mano, una vez más, a Francisco, para repudiar la indiferencia frente a la pobreza. "Él repudia la cultura del descarte y el sistema capitalista neoliberal, que crea pobreza. En la anterior gestión, cuando al UCA sacaba la estadística de la pobreza toda la oposición la tomaba como oficial. Era un dato preocupante. Ahora la UCA, que está haciendo las mismas estadísticas, con las mismas personas, de repente es castro-chavismo-guevarismo y marxismo. Es una cosas que no tiene lógica. Se ha creado un clima de mucha intolerancia y entonces cualquier planteo crítico sobre la situación social pareciera ser algo distinto a lo que es".

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