En 2016, en todo el país, hubo 43 muertes maternas por aborto, según el Ministerio de Salud de la Nación, pero esa cifra incluye todos los casos, sin discriminar entre interrupciones voluntarias del embarazo y abortos espontáneos, es decir, naturales. Cuando se debate la legalización del aborto, el tema del riesgo de vida para la mujer que se somete a esa práctica ilegal es uno de los más esgrimidos pero llamativamente no va acompañado de ninguna estadística; aun así, es muy frecuente que se afirme que el aborto clandestino es la primera causa de muerte materna. De hecho, el argumento fue reiterado en ocasión de la manifestación que tuvo lugar ayer frente al Congreso. Nuevamente, sin datos que sustenten el tremendismo ni la declaración de que estamos ante "un grave problema de salud pública". Sin embargo, cada año, el Ministerio de Salud da a conocer las estadísticas vitales del país, es decir, los nacimientos y defunciones que se producen en todo el territorio, la tasa de mortalidad infantil, la de mortalidad materna y las causas de los fallecimientos, entre otros. Además, los datos se desglosan por género, franjas de edad, provincias, etcétera. Técnicamente, la mortalidad materna o muerte de mujeres gestantes es -según la Organización Mundial de la Salud- "la muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo" y "debida a cualquier causa relacionada con el embarazo o agravada por el embarazo mismo o su atención". Es un indicador socialmente relevante porque está muy correlacionado con el acceso de la mujer a la atención médica durante el embarazo y a la atención obstétrica de calidad durante el parto. Entre las causas de esa mortalidad materna se encuentran las complicaciones que pueden surgir de un aborto, pero no sólo inducido, sino también espontáneo. En la Argentina, durante el año 2016 -último medido por la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS)-, se produjeron 245 muertes maternas. De ellas, 135 se debieron a causas obstétricas directas, es decir, resultado de complicaciones del propio embarazo o parto; 67 fueron por causas indirectas, o sea por problemas de salud preexistentes -diabetes, alta presión- o contraídos durante la gestación -caso del virus H1N1, por ejemplo-; y 43 se debieron a "embarazos terminados en aborto". Respecto a esta última cifra, cabe aclarar que la DEIS no distingue entre abortos provocados y abortos espontáneos o naturales. "No hay que pasar por algo que seguimos sin conocer el número de muertes maternas a causa del aborto provocado -dijo a Infobae Mónica del Río, directora del portal Notivida– porque el Ministerio de Salud sigue difundiendo sólo las muertes maternas por 'embarazo terminado en aborto' y esa cifra, que se simplifica como 'muertes por aborto', engloba, además de los abortos provocados, a otras siete subcausas, entre ellas: molas (anomalías de la placenta), embarazos ectópicos (cuando el feto se implanta fuera del útero) y abortos espontáneos; en todos estos casos la legalización de seguro no influye". Es llamativo que esta cifra que, aunque imprecisa, está a mano de todos y tiene sustento técnico, no sea citada jamás en los alegatos pro-aborto, mientras que sí lo es la cifra especulativa de 500.000 abortos practicados por año; un número sin sustento real. La mortalidad materna es un importante indicador de la salud materna en un país. Según los expertos, cuando ese índice cae por debajo de las 50 muertes cada cien mil nacidos vivos -así se calcula- se entra en un buen nivel de salud materna. Argentina ya está por debajo de esa cifra, pero si se compara con Chile, que la ha bajado a 13, es que queda mucho por hacer. Factores que inciden en la disminución de la mortalidad materna De acuerdo al experto Elard Koch, doctor en ciencias biomédicas de la Universidad de Chile y director de investigación del MELISA Institute, "los factores que habían influido (en reducir la mortalidad materna) eran: cuánto había aumentado la educación de las mujeres, el acceso a la atención obstétrica de emergencia, el acceso al control prenatal temprano, el acceso a la atención profesional del parto por equipo obstétrico calificado, el acceso al agua potable y al alcantarillado porque disminuye las infecciones y el riesgo de infecciones puerperales y otras variables, como la disminución de la desnutrición; básicamente, éstas son las políticas públicas que mostraron un efecto claro en la reducción de la mortalidad materna". Koch explica que en la mayoría de los países de la región que han mejorado la salud materna, "la mortalidad por aborto ha ido disminuyendo y en algunos casos ha desaparecido; en Chile por ejemplo la mortalidad por aborto prácticamente desapareció". Y esto se verificó antes del cambio legislativo. "Los cambios legislativos no tienen ningún efecto en la tasa de mortalidad materna desde el punto de vista de la evidencia científica", sostiene Koch. "En 2016 murieron por deficiencias nutricionales 945 personas: 420 varones y 525 mujeres. De las 585 mujeres que se suicidaron, trescientas tenían menos de 35 años", dice Mónica del Río. Y concluye: "Mueren muchas más mujeres por desnutrición o por suicidio que a consecuencia de un aborto provocado, pero esas muertes no ocupan el mismo espacio, ni en los medios de comunicación, ni en los reclamos del movimiento feminista". LEA MÁS: Marcha al Congreso en reclamo de aborto libre, seguro y gratuito
¿Cuántas son realmente las muertes maternas por aborto en la Argentina?
Quienes piden su legalización hablan de “un grave problema de salud pública”, pero no dan cifras. Sin embargo, éstas son públicas: representan el 0, 025 % del total de defunciones femeninas, sin diferenciar entre abortos provocados y espontáneos