"Es un producto de la impunidad". Con estas palabras define Carlos "Sueco" Lordkipanidse la actitud del ex juez de la Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni respecto a episodios de su pasado bajo la dictadura de los que poco hablan sus acólitos. Hay documentos que prueban que rechazó pedidos de hábeas corpus por personas que luego engrosaron el listado de desaparecidos por los militares. Y un libro, escrito por él en 1980, que fue dedicado a los jefes del gobierno de facto y en el que justifica el golpe de Estado, aprueba la pena de muerte y señala que es lícito penalizar la homosexualidad en las Fuerzas Armadas. Todo lo opuesto al devenir garantista del letrado que hoy ocupa un sillón en la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Según pudo reconstruir este cronista, en 1977 los padres de Alicia Lisso interpusieron un recurso de hábeas corpus debido a que su hija estaba desaparecida. "Resuelvo rechazar el presente recurso de Hábeas Corpus número 362 interpuesto a favor de Alicia Lisso, sin costas. Notifíquese". Así dio por tierra Zaffaroni al recurso judicial último al que había recurrido la familia de Lisso, cuya hija finalmente engrosaría la lista de los treinta mil desaparecidos de la dictadura militar. Alicia Lisso -que entonces tenía 23 años- había sido detenida en su domicilio durante la madrugada del 27 de octubre de 1976 por una "comisión que se identificó como perteneciente a las fuerzas de seguridad", según los testimonios de los hechos. Fue vista en un campo clandestino de detención de Los Plátanos. Sus restos óseos fueron recuperados, identificados y entregados en 2011 a sus familiares. Zaffaroni se había negado a dar curso al pedido de hábeas corpus pedido por sus padres. Sin embargo, quizás ese no se el peor punto de su acción bajo la dictadura. En 1980 publicó el libro Derecho penal militar, en el que obra la arquitectura ideológica del golpe de Estado, justifica la pena de muerte y señala que es lícito penalizar la homosexualidad dentro de las Fuerzas Armadas. Un Zaffaroni completamente diferente al garantista que fue aclamado luego por la academia y la progresía. "Zaffaroni forma parte de ese producto de la impunidad que logró que muchísimos funcionarios subieran en la dictadura provenientes de distintos partidos políticos -agrega Lordkipanidse-. El poder judicial y la Iglesia tuvieron un rol activo y una situación acomodaticia en la dictadura, con sueldos importantes. Después escondieron la cabeza debajo de la alfombra como el avestruz. y esperaron que la tormenta pase". —El gobierno actual lo acusa de golpista. —Se tiran carpetazos: Zaffaroni encarnó la colaboración con la dictadura. Lo que falta es que haya una competencia de quién colaboró más, si Zaffaroni o los actuales miembros del gobierno. La cuestión es que no se abrieron los archivos de la dictadura, por lo tanto los juicios que fueron llevados adelante tuvieron una limitación. Roberto Gargarella es catedrático en filosofía del derecho constitucional y, por eso, tiene objeciones a la actuación de Zaffaroni. "No deberíamos usar una doble vara para evaluar a Zaffaroni, que podría devenir en dejar de ver cuestiones de importancia como la justificación del golpe de Estado y la pena de muerte en plena época de la dictadura". Gargarella se refiere al libro Derecho Penal Militar, publicado en 1980, que brinda una arquitectura teórica a la toma del poder por parte de los militares ("ante una situación terribilísima"), justifica la pena de muerte y penaliza la homosexualidad en las fuerzas armadas. "No fue un juez heroico durante la dictadura y luego, como juez de la Corte Supreama, votó con la mayoría circunstancial de esa corte, durante el gobierno anterior", dice Gargarella. —Fue opaco y menos interesante de lo que muchos esperábamos a la luz de sus extraordinarios antecedentes. Tiene claroscuros muy acentuados, ya que hizo aportes jurídicos extraordinarios, pero dejó notas oscuras para un penalista. Las afirmaciones que cruzan toda la obra y que no son extractos azarosos y arbitrarios, son componentes sistemáticos que justifican cierto ejercicio de la fuerza para tomar el poder, compone la no presencia de homosexuales en las fuerzas armadas y plantea los modos de usar la fuerza para matar a un inocente. También rescata la legislación a través de mandos. La justificación del golpe de Estado en circunstancias terribilísimas es ridícula. En un defensor de la dictadura sería molesto pero en un teórico del derecho penal es inaceptable. Cualquier persona tiene el derecho a equivocarse y es importante que se rectifique. Pero eso no ocurrió.
Los documentos del pasado de Zaffaroni que ponen bajo la lupa su actualidad
Miembros de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y Roberto Gargarella ponen en duda la idoneidad del jurista para el cargo que ocupa luego de sus dichos