En una de las valijas que armó para viajar rumbo a Holanda, Nicolás Tagliafico le hizo lugar, entre otros libros, a la biografía de Johan Cruyff. No sólo comenzó a leer esa obra para interiorizarse de la vida de una de las glorias del Ajax, su flamante club, sino para conocer las ideas de alguien que dejó un valioso legado en la historia del fútbol a nivel mundial. El ex capitán de Independiente que levantó la Copa Sudamericana en diciembre pasado es así. Consume fútbol las 24 horas. Serio, disciplinado, ultra profesional a tal punto de estar en todos los detalles, como ponerse a estudiar el idioma holandés apenas arribó a Amsterdam, considera que la lectura de libros deportivos también suma en su objetivo de entender aún más este juego. “Los de Guardiola ya me los leí todos. También La Pirámide Invertida, de Jonathan Wilson, que habla de la historia de la táctica. Es una forma de saber más sobre mi profesión”, cuenta en la charla telefónica con Olé. Apasionado de la táctica, hace rato que se interioriza en cuestiones estratégicas. De hecho, ya inició el curso de entrenador -que interrumpió por su transferencia- y dentro de diez años, a los 35, se ve colgando los botines para empezar a dirigir. -Desde que arrancaste en las Inferiores de Banfield hasta la actualidad, ¿sentís que fue cambiando el fútbol? -Sí, bastante. Ahora se estudia mucho más al rival, por ejemplo. Hoy un partido de fútbol es como una partida de ajedrez. Un solo movimiento puede definir el resultado a favor o en contra. Es verdad cuando se dice que un partido se gana en los detalles. -Comparás el fútbol con el ajedrez, ¿creés que también suma al juego analizar otros deportes? -Claro que sí. Yo por ejemplo veo mucho hockey porque mi novia lo practica. Hay muchas cosas que pueden trasladarse al fútbol. Incluso, Ariel Holan lo viene haciendo. Por ejemplo, el pase raso para favorecer al que va a recepcionar la bocha, el perfil orientado del que recibe para ganar un tiempo... -¿Cuándo empezaste a jugar de lateral? -En Infantiles, poco antes de arrancar en Inferiores. Jugábamos en cancha de 11 y yo era volante por la izquierda. En un clásico con Lanús me pasaron de 3 porque el extremo rival era muy rápido. Y como me destacaba por la velocidad, me pusieron ahí atrás. Ese día estaba Marzolini mirando, justo una gloria en ese puesto, y le dijo a mi técnico que me dejaran de 3. Y ahí quedé. A mí me gustó. Con tal de jugar, lo hacía en cualquier lado. -Era la época en la que si pasaba al ataque un lateral, el otro se tenía que quedar. -Claro. Yo crecí con ese concepto. Hoy cambió eso. Fijate que hay muchos equipos en el que los dos laterales atacan a la vez. -¿Cuándo empezaste a ver el fútbol desde un lado más táctico? -Para mí el fútbol siempre había estado ligado a la intuición y con el que empecé a entender el juego fue con Ricardo La Volpe. El jugaba con tres centrales y a mí me ponía de carrilero. Las prácticas duraban mucho, estábamos una hora y media parados en la cancha recibiendo órdenes tácticas. El fue el primero en hablarme de ciertos movimientos para generar espacios o superioridad numérica. Con él empecé a entender el por qué de las cosas que pasaban dentro de la cancha. Y ya con Almeyda empecé a disfrutar mucho más del fútbol. Matías, muy bielsista, ponía un 3-3-1-3 y yo jugaba de volante externo, retrocedía para ser lateral armando una línea de cuatro y a veces terminaba atacando como extremo. -¿Hasta dónde influye todo lo que trabaja un entrenador durante la semana? -Muchísimo. Pero el que decide finalmente ahí adentro es el jugador el día del partido. Por eso creo que todos los futbolistas deberían ser técnicos dentro de la cancha y entender el juego. -Jugaste con distintos esquemas y tuviste a técnicos como La Volpe, Almeyda, Almirón, Pellegrino, Milito, Holan... Imagino que fue como haber hecho un master... -Sí, claro. Con La Volpe aprendí a ser carrilero y retroceder para armar línea de cinco a la hora de defender. Con Matías conocí lo que era dejar la raya y jugar un poco más por adentro. Almirón, por ejemplo, fue el primer entrenador que, jugando como lateral con línea de cuatro atrás, me pedía que atacara en diagonal hacia el área en lugar de ir pegado a la raya. “El pase largo al extremo, de banda a banda, no sirve porque él la recibe de espaldas”, me explicaba Jorge. Gaby (Milito) también me pedía en ocasiones que terminara la jugada por adentro y le dejara la banda al extremo. O que fuera por afuera si el extremo jugaba a pierna cambiada así era mi compañero el que podía hacer la diagonal. Todos tienen su librito y todos me dejaron algo. -¿Y qué cambio notaste en el juego en este poco tiempo que llevás en el Ajax con respecto a nuestro fútbol? -La principal diferencia está en salir jugando desde tu propio arco. Acá los centrales conducen con mucha soltura, eso me sorprendió mucho. Es increíble porque uno cree que los que juegan en esa posición son toscos con la pelota, pero acá tienen una gran técnica. Si el rival les da espacios, ellos arrancan y pasan la mitad de la cancha con pelota dominada. Y son inteligentes para generar espacios detrás de la línea de presión rival. Ya les enseñan eso desde chicos. -¿Por qué cuesta tanto ver ese juego en el fútbol argentino? -Porque hay dos factores que juegan en contra: la falta de formación y la impaciencia de la gente. En las Inferiores, al menos hasta hace poco, no se preparaba a los chicos para jugar de esa forma. Los entrenadores, en las categorías menores, parecen estar más preocupados por el resultado. Y si no estás formado para ese juego desde chico, es difícil llevarlo a la práctica una vez que llegás a Primera. El defensor que no está preparado, duda. Y si lo intenta y se equivoca, a la próxima la revolea. Hace la fácil. Encima la gente te lleva a eso porque cree que es un riesgo salir jugando y no una forma de superar al rival. Entonces lo más seguro es tirarla para arriba y listo... El otro día, acá en el club, vi a un grupo de juveniles entrenando. Yo sabía que el Ajax es un club escuela y lo pude comprobar: esos chicos tocaban de primera, se perfilaban antes de recibir... No lo podía creer. En las Inferiores del fútbol argentino, a los defensores no les enseñan a salir jugando, pero sí a cabecear con un perfil y con el otro. Ahí está la diferencia. Mirá el seguimiento a Tagliafico en su debut en el Ajax: -¿A quién observabas u observás en tu posición para mejorar? -Siempre fui de mirar mucho a Lahm. Era el ejemplo del jugador que entendía su rol dentro del equipo, que nunca se complicaba y que parecía conocer tanto del juego que era capaz de jugar en cualquier puesto. Cuando jugó de volante lo demostró. Le sobraba. Uno igual trata de mirar a todos los laterales de élite para sacar algo. -Ahora que pasó el tiempo, ¿qué sentiste cuando Edgardo Bauza dijo que no te citaba a la Selección por tu falta de estatura? -Es parte de lo que hablaba antes sobre que cada técnico tiene su librito. Bauza quizá prefería un defensor con mayor altura porque era una característica a la que él le daba más importancia que a otras. Yo traté de no bajonearme por eso sino utilizarlo como un desafío y una motivación a la vez. Es decir, tratar de compensar esos centímetros menos con mayor inteligencia y velocidad para desacomodar al rival en el juego aéreo, en el momento del salto por ejemplo. -Sampaoli prácticamente no utilizó laterales en su ciclo en la Selección y hasta declaró públicamente que al no tener un Dani Alves o un Marcelo no está convencido de usarlos. ¿Cómo lo tomás? -Como lo que sucedió con Bauza. Trato de trabajar y voy a intentar demostrar que puedo estar pese a esa teórica desventaja. -Uno lo ve a Jordi Alba en el Barcelona y el gran entendimiento que tiene con Messi y se pregunta por qué nadie en la Selección puede hacer ese juego. -Yo lo miro a Jordi Alba y sé que tengo que mirarlo más. Messi en su momento tuvo de socio a Dani Alves y ahora lo tiene a Jordi Alba. Prácticamente se conocen de memoria. Leo se la tira desde el medio hacia la izquierda, Jordi desborda y da el pase atrás para que Leo, que viene acompañando la jugada, la meta. Pero hay un gran timming y un entendimiento que es lógico porque están entrenando todos los días juntos. A cualquier jugador de la Selección le llevaría un tiempo y por eso yo observo los movimientos de Jordi Alba con atención. Tengo que estar preparado por si me toca cumplir una función similar. -Dijiste hace poco que debías perfeccionarte para ir a la Selección. ¿Qué sentís que te falta? -Creo que debo mejorar la finalización. Eso es clave para un lateral: pasar y lastimar, ser productivo para el equipo. Por ahí me falta saber cuándo hacer una pausa en ataque. Entender mejor lo que pide la jugada. Sé que no soy un Marcelo, que es capaz de gambetear al lateral rival como si fuera un extremo. No tengo esas características. Pero sé que puedo mejorar en la parte ofensiva. Mirá el seguimiento a Tagliafico en la faz ofensiva: -Sampaoli te fue a ver a Holanda. Imagino que eso renovó tu ilusión de cara al Mundial de Rusia. -Sí. Si vino a verme es por algo. Uno sueña con ser convocado a la Selección y poder tener la chance de jugar un Mundial. En todo este tiempo, él jugó con línea de tres pero también podría hacerlo con cuatro atrás. Y yo tengo que prepararme y demostrar acá en el Ajax que merezco ser citado. Lo que esté a mi alcance, lo voy a hacer. Hoy está en Holanda pero hace poco más de un mes estaba levantando la Copa Sudamericana en el mítico Maracaná. En Independiente dejó una huella imborrable. En su paso por el club se transformó en un referente del plantel, además de capitán, y uno de los más queridos por la gente por su entrega y compromiso. Por eso, es inevitable, el Rojo siempre aparece en sus charlas. -¿Hablaste con Holan cuando te enteraste de su renuncia? -Sí, él me llamó para comunicarme que no iba a seguir. Yo apoyé su decisión. Le dije que sería bueno que siguiera por el grupo, por todo lo que se armó, por el título, pero que aceptaba lo que había decidido. Después me enteré de su regreso y me sorprendió. Creo que su continuidad es muy buena porque los proyectos son muy importantes en el fútbol. Costó lograr lo que se logró y con otro técnico hubiera sido empezar otra vez de cero. -¿Cómo definís tu último año en Independiente? -Fue un año espectacular en el que crecí mucho en lo personal además de en lo futbolístico. Ser capitán del plantel me hizo abrirme más, ayudar al resto, aprender a comunicar, estar en los detalles como el tema premios. La unión que tuvo el grupo fue algo inolvidable. Y después, obtener la Sudamericana fue un sueño cumplido porque cuando yo llegué al club había dicho que mi objetivo era ganar algo. Así que fue una mezcla de satisfacción y orgullo y también una enseñanza: que el esfuerzo a la larga tiene su recompensa. Mirá el último saludo de Tagliafico en el Libertadores de América:
"Tengo que mirar más a Jordi Alba"
El flamante lateral del Ajax se ilusiona con el llamado de Sampaoli y menciona al socio de Messi en el Barcelona como el ejemplo a imitar en la Selección. Una charla futbolera con Olé.