Es Bochini, con 19 años, definiendo por arriba de Dino Zof en el Olímpico de Roma ante Juventus. Es Percudani, también con 19, poniendo de rodillas al Liverpool en Japón. Es el zapatazo de Mariulo Rodríguez contra Nacional para la primera Libertadores. Es Burruchaga ganándose los aplausos de los torcedores de Gremio en Porto Alegre para la séptima conquista de América. Es el Rey de Copas. Son los empleados de la tienda “A la ciudad de Londres”, con Rosendo Degiorgi a la cabeza, quienes se rebelaron contra el sistema y fundaron su propio club para poder jugar al fútbol. Es la Doble Visera, el primer estadio de cemento de Sudamérica. Es la Chancha Seoane. Es Antonio Sastre. Son los 295 goles de Erico. Son los 714 partidos del Bocha. Son Micheli, Cecconato, Lacasia, Grillo y Cruz, endiablada delantera en la Selección. Es el paladar negro. Son los brazos en alto. Es Boneco, el perro de la suerte. Es el banderín del CAI que Neil Armstrong llevó a la Luna. Son los guantes (y los pepes) de Santoro. Es la chivita de Maldonado. Es el bigote de Pavoni. Es la melena rubia de Rubén Insua. Es Ferreiro jugador y Pipo DT. Son los asados del Pato Pastoriza. Es la vaselina de Rambert al Mono para la primera Supercopa. Es la vuelta olímpica en el Maracaná. Es el cabezazo de Pusineri contra Boca. Es Tuzzio clavando su penal en el ángulo para la primera Sudamericana. Es la paternidad con Racing. Es aprender a bajar un escalón para subir dos. Son Trossero-Villaverde. Son Bochini-Bertoni. Son Garnero-Gustavito. Es Milito. Es el Cuqui Silvera. Es el Kun Agüero. Es el Orgullo Nacional. Cuando Lanús se quedó en la puerta; cuando River se mancó; cuando San Lorenzo y Racing patinaron; cuando Boca miró las copas todo el año por TV... Es la historia gloriosa de Independiente la que desde hoy buscará el título internacional que ningún otro equipo argentino pudo lograr en 2017. Es el Orgullo Nacional. Es Rigoni salvando el debut contra Alianza Lima. Es la aplanadora que venció a Iquique acá y en Calama. Es Campaña atajando el penal frente a Atlético Tucumán. Es el poder de gol (global de 6-1) que apareció en la serie ante Nacional. Es el oportunismo de Gigliotti recibiéndose de 9 contra Libertad. Es la señal de Flamengo otra vez en una final, con desquite en Brasil, como hace 22 años. Es Bustos el tractor que cautivó a Sampaoli. Es el liderazgo que asumió Tagliafico. Es la firmeza de Alan Franco. Es Silva el guerrero que se hizo desear. Es el Sánchez Miño que juega bien donde lo pongan. Son los huevos del Torito Rodríguez. Son los espacios que genera Meza. Es el desequilibrio de Barco. Es el bailecito del goleador Fernández. Son Domingo, Benítez, Martínez, Albertengo... Son los drones. Son los aplausos que silencian los silbidos. Es el reconocimiento a Ariel Holan. Es el Libertadores de América que revienta de ilusión. Es la vitrina que espera por una Copa (Sudamericana) más. Es el Orgullo Nacional.
Orgullo Nacional
Independiente va por lo que ningún otro equipo del fútbol argentino logró en 2017: un título internacional. Y busca agrandar su propia historia.