Elisa Carrió hizo valer el 50, 9 por ciento de los votos que cosechó en las elecciones legislativas del 22 de octubre pasado en la Capital. No sólo torpedeó el acuerdo entre Enrique Nosiglia y Daniel Angelici por la unidad del radicalismo porteño; también vetó el ingreso de la dupla Martín Lousteau y Carla Carrizo, sus rivales en las elecciones, en el interbloque de diputados de Cambiemos. "Lousteau y Carrizo no formarán parte de Cambiemos. Integrarán un bloque aparte en la cámara", confirmó ayer un importante miembro de la Cámara de Diputados. En la Legislatura porteña sucederá lo propio: los legisladores enrolados en Evolución, la marca partidaria de Lousteau, no integrarán el bloque oficialista. "No hay ninguna posibilidad. Son opositores al gobierno (de Horacio Rodríguez Larreta) y así lo expresaron", enfatizó un integrante del entorno de la líder de la Coalición Cívica. Así las cosas, Carrió impuso su voluntad. El sábado pasado reaccionó ofuscada cuando se enteró de que Angelici y Nosiglia -dos operadores políticos que Carrió vitupera públicamente- estaban por cerrar una lista de unidad de cara a las elecciones internas de la UCR porteña el próximo domingo. En esas elecciones se iba a consagrar la unidad de Cambiemos en la Capital y la designación de Nosiglia como primer candidato a delegado para el comité nacional de la UCR, el órgano encargado de ungir al próximo jefe del partido. Pero este pacto estalló cuando, el viernes pasado, el sector del radicalismo más cercano al Gobierno (Radicales en Cambiemos) pegó el portazo. Encabezado por Facundo Suárez Lastra, candidato electo por la lista de Carrió, este sector decidió dar marcha atrás ante las desavenencias internas que generaba el acuerdo. Al día siguiente, Carrió se encargó de sepultarlo definitivamente. "Si Cambiemos termina siendo un acuerdo entre Enrique Nosiglia y Daniel Angelici, la Coalición Cívica ARI confirma que no formará parte de este tipo de arreglos, del que nos veremos obligados a tomar distancia", advirtió el partido que lidera Carrió el sábado pasado. La advertencia no fue sólo para los dirigentes radicales; el mensaje de Carrió estuvo dirigido al propio presidente Macri, quien habría apañado, con Angelici como mediador, el acuerdo. La sangre no llegó al río, pero la falta de acuerdo agudizó las disputas internas entre la conducción actual de la UCR porteña, apadrinada por Nosiglia e impulsora de la candidatura de Lousteau para enfrentar a Carrió, y el sector del partido integrado a Cambiemos. La incógnita por estas horas es si este domingo finalmente se celebrarán las elecciones internas partidarias; los Radicales en Cambiemos quieren que se posterguen hasta el año próximo para ganar más tiempo y competir por la conducción del partido. El nosiglismo, en cambio, mantiene inalterable la fecha. Las expectativas están puestas ahora en un inminente fallo de la justicia electoral. Por de pronto, lo que sí está resuelto es que Lousteau y Carrizo, que compitieron por el sello Evolución para integrar la Cámara baja, no integrarán el interbloque de diputados de Cambiemos. Así las cosas, esta bancada, cuya conducción seguirá a cargo del cordobés Mario Negri, estará formada sólo por Pro, la UCR y la Coalición Cívica. "Fuimos adversarios en la elección legislativa. No se puede pretender que ahora integren el interbloque en el Congreso como si no hubiera pasado nada", indicaron fuentes inobjetables de la Coalición Cívica.
