Después de meses de no preocuparse por él, los Kirchner buscaron comunicarse con la familia del preso Julio De Vido. Fue el jueves pasado. Rocío García, esposa de Máximo Kirchner, le mandó un mensaje por celular a la esposa del reo, la abogada Alessandra “Lali” Minnicelli. Ella no lo respondió. “Lali” ya había dicho en una radio que “Cristina tuvo una actitud inhumana con mi familia”. Entonces, decir que Minnicelli no les responde a los K es un decir. Al día siguiente de aquel contacto fallido -o sea, el viernes pasado, “Lali” les habló a los Kirchner. Lo hizo por televisión. En América TV pronunció al aire una frase estratégica, no improvisada. “Julio tiene mucho para contar”. Cinco palabras que infundieron miedo. En la familia K. En el empresariado. En gobernadores peronistas y ex. Entre intendentes justicialistas y ex. Entre funcionarios ídem. “Lali” es abogada, ex titular de la Sindicatura General de la Nación, SIGEN), y sabe de sobra que lo que declaró el viernes por tevé podría tener incalculables consecuencias en los tribunales federales que investigan a su esposo. Y a los Kirchner. “Julio tiene mucho para contar”. Esa declaración parece una invitación a que los fiscales convoquen al ex titular de Planificación Federal para preguntarle sobre sus memorias políticas. Varios de los fiscales que lo investigan están dispuestos a llamarlo. ¿Hablará De Vido ante un fiscal y un juez en calidad de imputado colaborador, es decir, como arrepentido? Fuentes que tratan a diario a Mauricio Macri le dijeron a este diario que eso sí ocurrirá, más temprano que tarde. En el entorno del ex súper ministro tampoco lo descartan. Grandes esperanzas parecidas de la Casa Rosada se transformaron en ilusiones perdidas con otros presos poderosos del kirchnerismo. Fue el caso del socio de la ex Presidenta, el constructor Lázaro Báez, procesado con prisión preventiva en una causa de lavado de dinero. Pero la situación De Vido ya demostró ser diferente a la del resto de sus compañeros de Gobierno, se podría decir, como representante del Gabinete encarcelado por la Justicia. Algunos de sus antiguos compañeros de Gabinete son dichosos integrantes del ala libre del anterior Gobierno. De Vido está enojado con la Jefa de las dos alas, hoy separadas por una grieta simbólica y física. Cárcel, libertad y autonomía. O alineamiento total. Ningún funcionario que haya estado tan cerca de los Kirchner, llegó tan lejos como el preso De Vido con sus críticas públicas a los K. Y hasta frases amenazadoras lanzó contra su última jefa, Cristina. De Vido, en libertad, escribía colombogramas. Así se le llama a los textos diminutos que transportan, atados en sus patas, las palomas mensajeras. Aves que el ex súper ministro había aprendido a adiestrar para competir en torneos de este pasatiempo singular. Ahora, en la cárcel, De Vido escribe a mano cartas desde su calabozo. Y su esposa “Lali” dice por él lo que él no puede decir en televisión y radio. “Cristina tuvo un gesto inhumano con mi familia”, castigó Minnicelli el viernes pasado. El día anterior, había enviado un mensaje con un sentido que pocos advirtieron o entendieron. “Somos muchos en la familia y nos conocemos mucho con ellos”. “Lali” nació en Río Gallegos, Santa Cruz. Por cuestiones escolares de sus parientes, conoció desde pequeña a la hermana menor y menos conocida de Kirchner, María Cristina, alias “Macri”, antes de que Mauricio con apellido ídem llegara a pensar en dedicarse a la política. “Lali” pasó infinidad de tardes de infancia en la casa de Néstor Kirchner. El padre de Néstor Carlos Kirchner, el padre del futuro Presidente. Cristina, en esos años, vivía en La Plata y no tenía idea de con quién se casaría, ni cuándo ni por qué. Cuando su esposo cayó preso, los Kirchner no lo defendieron. Según fuentes del PJ que trataban a De Vido en libertad, la última conversación que el ex ministro tuvo con la ex Presidenta fue antes de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Cristina le pidió a su entonces todavía fiel De Vido que trabajara para que uno de los dirigentes con quien él tenía confianza, Carlos Cheppi, desistiera de ser precandidato en su ciudad, Mar del Plata. El despoder y la muerte de Néstor Kirchner los habían distanciado. Pero De Vido jamás pensó que no contaría con el apoyo de Cristina cuando le llegaran, como a ella, los infortunios penales. Las familias se enfrentaron ya sin retorno cuando “Lali” le escribió a la ex Presidenta. Estaba sorprendida porque uno de sus abogados, Gregorio Dalbón, había tuiteado que estaba contento con que De Vido vaya a juicio oral por la masacre ferroviaria de Once. Ese mensaje de “Lali” no tuvo respuesta hasta algunos días después. La ex presidenta lo replicó tuiteando declaraciones de De Vido, que también repitió el abogado del ex ministro, Maximiliano Rusconi: “Si Julio es culpable, Cristina también”. La paz entre ellos pasó ser discordia. De Vido cayó preso después de que la Cámara de Diputados votara su desafuero tras un pedido del juez Luis Rodríguez, y del fiscal Carlos Stornelli, para detenerlo y que declare en indagatoria en la causa sobre desmanejos financieros en la minera Río Turbio. Después fue preso. Cristina dijo una frase que “Julio” no olvida: “No pongo las manos en el fuego por De Vido. Solo las pongo por mis hijos”. Ya preso, en su nuevo rol de polemista del PJ a través del género epistolar, redactado a mano con una prosa rústica, De Vido escribió varias cartas, todas contra su ex jefa. Una de ellas se titula “ La mano en el fuego”. La otra: “De la Banelco y otras yerbas…. ”, donde acusó al diputado por San Juan, José Luis Gioja, de“negociado” con el Gobierno de Macri para permitir su caída. Su prisión. El efecto de indiferencia y falta de defensa de Cristina para quien había sido su ministro más poderoso terminó por generar una masa crítica pro-De Vido en el Gabinete K, ala “sin cadenas”, en libertad. El ex secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ya le avisó a la familia del ex Planificación Federal que iría a visitarlo a Marcos Paz. Lo mismo harían el ex jefe de Gabinete K, Aníbal Fernández, el ex canciller Rafael Bielsa y algunos intendentes bonaerenses. Al menos eso informó al entorno de De Vido. Quien ya tiene fecha para visitarlo es Miguel Ángel Pichetto, el jefe del ex bloque K en el Senado, ahora integrado por legisladores críticos de Cristina, y rebautizado como bloque “PJ”. De Vido escribió ya varias cartas en prisión. Su esposa habló de modo brutal en la tevé y la radio. De Vido publicó ayer otro texto carcelario más, sobre el ex secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y otros ex compañeros de gabinete. Mientras tanto, recibe a diario a “Lali”. Y aprendió, en la cárcel, a hacer gimnasia para mejorar su estado de salud. Su profesor repentino está acusado de ser un proxeneta y manejar un negocio de prostitutas VIP: Leandro Santos. En medio de la desgracia, De Vido busca sentirse ágil. Está preso por dos causas de corrupción con muchas pruebas en su contra, y sigue en curso el juicio oral en el que se lo juzga por la masacre de Once. De Vido afirma que es inocente de la cuantiosa cantidad de los delitos penales, por los que está preso, procesado o solo imputado en casos de corrupción analizados por la Justicia. Se dice víctima de los Kirchner. Y de Macri. Son argumentos endebles para usar como defensa en juicio. De Vido sabe mucho, calla mucho, pero empezó a hablar. En el mundo animal, las palomas son presa de los halcones. En sentido figurado, en la política argentina también. El colombófilo De Vido conoce la esa naturaleza animal, y la peronista.
La Justicia citaría a Julio De Vido para que diga qué "tiene para contar"
Su esposa dijo: "Julio tiene mucho para contar". Varios fiscales analizan llamarlo a declarar para que brinde detalles sobre esa advertencia.