Política

Las represas de Santa Cruz dejarán de llamarse Néstor Kirchner y Jorge Cepernic

Un decreto instruye a restituir el nombre original de ambos aprovechamientos energéticos. Pero no es lo único que especifica el texto del Boletín Oficial

El Gobierno sabe que el cambio de nombre traerá halagos y críticas de acuerdo a la postura política de quien opine. Pero lo cierto es que, a partir de un decreto presidencial, ese cambio se cumplirá. Las dos represas hidroeléctricas de Santa Cruz que ya tienen luz verde para empezar a ser construidas dejarán de llamarse Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, por lo cual recuperarán formalmente la denominación original: Condor Cliff y La Barrancosa, en referencia a la locación donde se encuentran los aprovechamientos energéticos sobre el río Santa Cruz. "No corresponde que haya leyes provinciales que le cambien el nombre a una concesión nacional para entregar energía en el país", aseguraron fuentes cercanas al ministerio de Energía. Es por eso que a través del decreto 882/17 que se publicó en el Boletín Oficial, con la firma del presidente Mauricio Macri, del ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, y del jefe de Gabinete, Marcos Peña, se instruye al ministerio a restituir los nombres previos. En los considerandos de la norma, el Gobierno aseguró que si bien "las leyes provinciales 3.206 y 3.207 de Santa Cruz modificó el nombre de las represas, corresponde al Estado Nacional decidir respecto de la denominación de las obras públicas nacionales, licitadas y contratadas por el Estado Nacional, y sometidas a la jurisdicción federal según lo previsto en la Ley N° 15.336". Los funcionarios saben que algunos lo van a ver como un detalle jocoso, otros tal vez como un revanchismo. Lo cierto es que, según el pensamiento de la administración de Cambiemos, las denominaciones no deberían estar sujetas a objetivos políticos ni ideológicos. "Estamos recomponiendo algo que no debería haber sido cambiado", agregaron. El cambio de nombre se planteó por primera vez en abril de 2012, cuando se anuló el contrato y se volvió a licitar la obra. Y en ese momento, uno de los datos llamativos había sido el cambio de nombre a "Presidente Néstor Kirchner" -antes, Condor Cliff- y Gobernador Jorge Cepernic -ex La Barrancosa. Pero no fue el único dato que había llamado la atención: una obra que hace menos de dos años se había licitado a $16.400 millones tuvo una asignación por $21.600 millones. El entonces ministro de Planificación, Julio De Vido, había justificado el uso del nombre, durante una presentación en el hotel Sheraton de Buenos Aires. "¿Cómo no lo íbamos a hacer si nadie hizo tanto por el sector energético como Néstor Kirchner?", había deslizado a la prensa el legislador kirchnerista que fue detenido la semana pasada. Menos peso del Estado El cambio de nombre no es lo único que se buscó con este decreto, sino que es mucho más profundo. Específicamente, el texto instruye una fusión entre la empresa ENARSA y Emprendimientos Energéticos Binacionales (EBISA), en la cual la segunda absorberá a por la primera. "El objetivo es reducir el peso del Estado", especificaron. El cambio definirá el nacimiento de la sociedad anónima Integración Energética Argentina, por lo cual los emprendimientos energéticos estatales quedarán fusionados en una sola empresa. Pero la definición de un Estado más eficiente no se define sólo por esa fusión, sino que Macri busca ir más allá. Es por eso que se procederá a la venta de ciertos activos a través de varios procesos de licitación. La entrada a los privados se daría, por ejemplo, en el 51% de las acciones que hoy el Estado nacional tiene sobre Dioxitek, una empresa que produce polvo de dióxido de uranio; de la Central eléctrica Brigadier López y la caleta Ensenada de Barragán, aunque en estos dos últimos casos, la venta de la parte estatal a empresas privadas buscará la garantía de que alguien le compre la energía. "Todo lo que ENARSA o el ministerio de Energía tenga en construcción se va a continuar bajo la órbita estatal", aseguraron, en referencia a las represas. En una panorama conservador, el Gobierno espera captar USD 1.000 millones para el Tesoro por la venta de estos activos, que serán utilizados para pagar, por ejemplo, por esas mismas represas que cambiarán de nombre: el préstamo chino de USD 4.700 millones con intereses, se sabe, no se paga solo.

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