Seguridad

Por la filtración masiva, espías de la AFI en Beirut y otros lugares "calientes" pidieron su urgente repatriación

Temen represalias luego de que se revelen sus identidades. Advierten por la pérdida de confianza en el país por parte de la inteligencia internacional.

La filtración de las actas secretas de la AFI entre el 2016-2018 provocó que delegados de inteligencia asignados a países como El Líbano, donde tiene su cuartel de operaciones el grupo terrorista Hezbollah que está acusado por los atentados a la embajada de Israel y la AMIA, pidieran urgente ser repatriados juntos con sus familias. Tienen miedo de sufrir ataques, entre otras graves consecuencias. No solo se hicieron públicos los nombres de más de 2 mil agentes, sino misiones reservadas al exterior y el organigrama interno de “la casa”, poniendo en peligro no solo a agentes operativos sino a analistas y las “relaciones de confianza” con servicios de inteligencia de otros países. Según dos fuentes conocedoras de los pliegues de la AFI “una situación parecida le pasaría al delegado en Colombia” y en otros países. Pero el impacto de la filtración también rompió la “prueba de confianza” de agencias de otros países en un mundo donde los seguimientos personales se reemplazaron por la intromisión digital. Miguel Ángel Toma, ex titular de la SIDE evaluó la situación de vulnerabilidad: “En el plano de las relaciones con los servicios colaterales esta filtración genera una enorme desconfianza que va a afectar el necesario intercambio de información sensible y reservada en orden a la lucha contra amenazas de naturaleza transnacional tales como terrorismo, narcotráfico, tráfico de armas, lavado de dinero, trata de personas, entre otras. Argentina tiene agentes desplegados alrededor del mundo, inclusive en zonas de alta conflictividad donde el resguardo de la identidad es sinónimo de supervivencia”. EE.UU. forma una red de intercepción de comunicaciones llamadas los “cinco ojos” junto a Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. Fue hecha en base a la red Echelon que se diseñó para enfrentar a la Unión Soviética en la Guerra Fría. Así EE.UU. tenía en el 2013 capacidad para almacenar tres mil millones de datos. Esa confianza había permitido la oferta de equipos usados hoy por los países desarrollados en el combate al terrorismo internacional y el tráfico de drogas para un país que ya sufrió dos atentados: la embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994). “Ahora, luego de esta filtración, esas ofertas se volverán a restringir”, dijo otra fuente que conoce este submundo. Alberto Fernández y Santiago Cafiero junto a la interventora de la AFI Cristina Caamaño en la Casa Rosada. Un veterano conocedor del organismo dijo que “con esta acta violaron el principio de cualquier servicio de inteligencia: que no te descubran”. En otras páginas están las jubilaciones o renuncias de ex directores como José Luis Vila (el mismo al que amenazaron enviando un paquete de trotyl a la casa en 2018), el fiscal Eduardo Miragaya, y al director de Operaciones Antiterroristas cuyo nombre se mantiene en reserva, entre tantos otros. Las actas de las resoluciones 174 a 195, del año 2016, de la Agencia Federal de Inteligencia que filtró la actual gestión. Se tacharon los nombres y DNI, para impedir la identificación de los agentes allí mencionados. Después en las actas hay decenas de levantamientos del secreto para agentes que tenían que atestiguar en causas como el supuesto encubrimiento de la fuga del financista de la efedrina Ibar Pérez Corradi en el que estuvo imputado el ex titular de la AFI, Oscar Parrilli, entre otros. Hasta aparece un sosías de un dirigente piquetero ultra K. En las actas también figura la transferencia de las acciones de la ex agencia de noticias Saporiti –que funcionaba en los sótanos del pasaje Barolo- que estaban a nombre del ex director de Contrainteligencia, Antonio "Jaime" Stiuso, u otro director. Incluso la renuncia de su ex adversario, el director de Reunión, Fernando Pocino. Las actas escritas a mano por una cuestión de seguridad cuentan también, por ejemplo, pagos extras a agentes por “contingencias sufridas en actos de servicio”, es decir heridas. Ahora cualquier servicios de inteligencia internacional podrá cruzar el nombre del herido y la fecha con operaciones secretas y deducir acciones clasificadas, dijo un conocedor de “La Casa”. También hay registrados pagos por “operaciones riesgosas” y hasta los nombres de la comisión de Medallas de la AFI. El nombre del personal condecorado solo se puede conocer cuando el agente muere. El ex espía Antonio "Jaime" Stuiso aparece en el listado de las filtraciones de la AFI. Figuran también, el listado de viajes al exterior, incluso uno a Las Vegas, que cualquier servicio de inteligencia extranjero puede relacionar, armando rompecabezas, con eventos secretos o seguimientos de sospechosos. Diputados de Juntos por el Cambio como Cristian Ritondo y José Cano, entre otros, preparan una artillería de preguntas para que esta semana la interventora de la AFI, Cristina Caamaño, rinda cuentas por la más grande filtración de información secreta de la historia argentina. Ritondo y Cano quieren que el titular de la Comisión de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, Leopoldo Moreau, abra una investigación para determinar al responsable de la entrega de las actas que reflejan las actividades de la AFI durante tres años. Los legisladores seguramente preguntarán quién es el funcionario que tiene el sello “1336” que figura en todas las actas clasificadas como secretas. Es que “1336” debería haber dejado solo los nombres que le pedía el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Auge, y tachar todos los demás. Todo el escándalo de las filtraciones se de en un contexto particular: Caamaño cerró bases y prácticamente centralizó al personal en la base de CITEFA sobre la avenida General Paz. Incluso, a algunos agentes cercanos al ex titular de la AFI, Gustavo Arribas, los mandaron a “un nuevo Cromagnon”. Los memoriosos recuerdan que Néstor Kirchner cuando asumió en el 2003 mandó a los espías heredados del menemismo y el radicalismo a un edificio vacío donde debían cumplir horarios y “hacer análisis contenido de un libro”, como una forma de invitarlos a que se vayan. Para la oposición, Caamaño viene “sobreactuando” haciendo denuncias por inteligencia ilegal contra Arribas y Majdalani, algunas con fundamento y otras tan riesgosas como la que incluyó la filtración de los datos privados de miles de agentes. 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