Desde Santiago Dos mujeres mapuche, Iris Rosales Quiñilén (53) y su hija Rosa Quintana Rosales (17) fueron encontradas muertas este viernes por familiares en su casa en la comunidad Juan Pinoleo de Ercilla, región de la Araucanía en Chile. Quiñilén era una activa dirigente mapuche que denunciaba la militarización que vivía su localidad y que fue presidenta del Centro de Padres y Apoderados del único establecimiento técnico-profesional de la zona, hasta que fue cerrado para convertirse en un improvisado centro de operaciones de la policía. Todo esto lo relataba en una entrevista para el medio chileno El Mostrador en diciembre de 2018, un mes después del asesinato de Camilo Catrillanca por parte del “Comando Jungla” de Carabineros de Chile como parte de un violento plan de Piñera por controlar la Araucanúa. Una de las razones que terminó movilizando más de un millón de personas en las calles el año pasado en Chile. “El Estado chileno nos quitó el derecho a nuestras tierras, ese derecho donde nosotros crecimos libres, el derecho a cuidar la naturaleza”, señaló remarcando una cosmovisión donde el mapuche protege el agua, porque es la vida y que la pelea es con un Estado que por más de 500 años ha querido apoderarse de la riqueza de sus tierras. “Muchos empresarios chilenos como extranjeros se han hecho multimillonarios con las tierras mapuches y nosotros a cambio nos hemos quedado sin agua, las forestales están secando las napas subterráneas, los pozos, los esteros, los ríos, matan a los conejos y liebres de los que nos alimentamos”. La Policía de Investigaciones (PDI) aseguró inmediatamente que las mujeres fueron encontradas colgadas, en una casa cerrada con llave, sin lesiones corporales atribuibles a terceras personas y cuyos teléfonos celulares fueron incautados “para determinar posibles motivaciones que habrían tenido para quitarse la vida”. El Servicio Médico Legal confirmó este domingo la muerte por “asfixia por ahorcadura de tipo suicida”, todo lo anterior sumado ha generado suspicacias en redes sociales, donde se ha levantado el hashtag #JusticiaParaIrisyRosa con información relevante y links que, por alguna razón los medios santiaguinos como La Tercera o Canal 13 (controlados por los mismos grupos económicos que denunciaba la dirigente) se han cuidado de omitir. Esto se suma a un contexto de tensiones étnicas avivadas tras la visita la semana pasada del nuevo Ministro del Interior, Víctor Pérez, designado por Pinochet como alcalde de Los Angeles entre 1981-1987 y de perfil ultraderechista. Inmediatamente tras su regreso a Santiago comuneros mapuche que mantenían tomada las municipales de Curacautín, Ercilla, Traigén, Collipulli y Victoria fueron desalojados violentamente y con apoyo de civiles, a pesar del toque de queda. Estas acciones de toma fueron en apoyo de presos políticos, específicamente el machi Celestino Córdoba, único condenado 2014 por el asesinato de la familia Luchsinger-Mackay ocurrido el año anterior. Hace dos semanas se le había negado el derecho de cumplir parte de su condena de 18 años en su “rewe” —altar sagrado mapuche— hasta el fin de la condena. Sin embargo, esto es sólo parte de un conflicto que mantiene enrarecido al sur de Chile, donde la elite empresarial, estrechamente relacionada con el gobierno de Sebastián Piñera ya ha naturalizado una economía centrada en la forestal y agrícola que ha generado daños ambientales, irregularidades en el sistema judicial y la represión por parte de la policía —que funciona como guardia privada de estas empresas— hacia la comunidad mapuche, incluyendo niños, embarazadas y adultos mayores. Ante toda esta información, el propio presidente Piñera en un punto de prensa la tarde de domingo y como buen hombre formado en economía en Chicago respondió con cifras y frases hechas: “Quiero también ratificar nuestro pleno compromiso con el Plan Araucanía, que tiene tres pilares: primero, el plan de impulso a La Araucanía, que contempla más de 160 proyectos para generar más empleo, para mejorar la infraestructura social y generar más oportunidades, y que contempla una inversión de 8 mil millones de dólares, y que la estamos monitoreando semana a semana con el intendente y las autoridades locales”. Y aseguró, además “un compromiso con valorizar la diversidad que existe en La Araucanía, y eso tiene que ver con el aprecio, la valoración y el impulso a la cultura, la historia, la lengua, las tradiciones, la cosmovisión del pueblo mapuche”.
Un suicidio de dos mujeres mapuche que nadie se cree en Chile
Iris Rosales Quiñilén denunciaba la militarización de la Araucanía: apareció muerta igual que su hija