Entre la estrategia de “sacar a Inglaterra de la zona de confort”, como dijo el canciller Felipe Solá para referirse al nuevo plan del Gobierno por recuperar las islas Malvinas, y el planteo de Londres de profundizar el apoyo económico y diplomático a los isleños, la relación entre la Argentina y el Reino Unido por la causa del Atlántico Sur volvió a tensarse al máximo en los últimos días. Para que no quedaran dudas de que la tensión entre Argentina y Gran Bretaña por las islas ingresó en un nueva etapa de turbulencias equiparable a los años de Cristina Kirchner en el poder, ayer el canciller Solá fue tajante: “El gobierno anterior tuvo una política de baja intensidad respecto a Malvinas deliberadamente”, dijo. Se refería a la estrategia dialoguista esgrimida con Londres por Mauricio Macri durante los últimos cuatro años. Por el contrario, la “alta intensidad” vendrá ahora. La Casa Rosada giró a Diputados los proyectos de creación de un Consejo Relativo a Malvinas y la ley para reglamentar el nuevo mapa de la Argentina con la extensión de 1, 6 millones de kilómetros cuadrados de plataforma continental marítima y al Senado la iniciativa para incrementar las sanciones a la pesca ilegal en el Atlántico Sur. Estas dos medidas fueron vistas con recelos en Londres y entre los mismos isleños que ven en ello una nueva embestida de la Argentina para avanzar con una política activa de recuperación del archipiélago. La idea de crear un Consejo Relativo a Malvinas con ex combatientes, parlamentarios oficialistas y opositores y académicos le permitirá a la Argentina fijar políticas de Estado a futuro en la causa Malvinas para no incurrir en vaivenes propias de la política exterior que tenga cada gobierno nuevo que asuma. Pero lo que más molesta para la causa Malvinas a los isleños es el incremento de sanciones de pesca ilegal en aguas aledañas a las islas ya que esto podría generar un eventual conflicto con los barcos de patrullaje argentinos y un pasaje de esos buques ilegales a las costas del archipiélago. Este año hubo un cardumen de calamar al norte de Malvinas y eso hizo que en determinado momento haya más de 20 pesqueros dentro de la milla 200, es decir en zona económica exclusiva argentina. Para que eso no vuelva a ocurrir, la Argentina pondrá como valor de la multa para el buque que es capturado y llevado a tierra un mínimo de 300.000 unidades pesqueras que quiere decir 300.000 litros de gasoil, además del valor total internacional de lo que tiene en la bodega y de los gastos en los que se incurrió al llevarlo a puerto. En relación a la actividad itícola, hay otro tema sensible que acaba de abordar la Argentina. El Instituto Nacional de investigación y Desarrollo Pesquero compartía hasta ahora con autoridades científicas inglesas información sensible de pesca. Pero ahora no lo volverá a hacer por decisión del presidente Alberto Fernández. El secretario de Malvinas en Cancillería, Daniel Filmus, se reunió con los científicos de ese Instituto y les preguntó: “¿Quién cree que esta información beneficia igual a la Argentina que a los usurpadores?”. Según la Cancillería, allí se hizo un silencio, y luego todos dijeron: “Beneficia más a los usurpadores”. Así fue como Filmus anunció que se suspendió todo intercambio científico. “En uno de los temas soberanos, no podemos entregar datos estratégicos a quien usurpa”, señaló Solá. También genera inquietud la decisión de la Argentina de avanzar con la nueva demarcación limítrofe de la plataforma continental submarina que avaló en el 2019 la ONU. Es que allí se incluyó el debate del área marítimo en disputa con Londres y en la Casa Rosada creen, como dijo el secretario de Malvinas, Filmus, que es “un pasito más” en el camino hacia el reclamo de la soberanía en las islas por la vía de Naciones Unidas instando al Reino Unido a sentarse a la mesa de discusiones sin más dilación. No solo esto. En medio de tanto debate por el caso Vicentin y la pandemia de COVID-19 el canciller Solá mantuvo esta semana una serie de conferencias con representantes de los gobiernos de Australia, Irlanda y Armenia en las cuales se trataron, entre otros temas, la postura de la Unión Europea respecto de las Islas Malvinas tras el Brexit. Sin dudas, de todos esos contactos del canciller argentino, el que más alertó a Londres y a los isleños fue la conversación telefónica con el viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Simon Coveney. En ese contexto, Solá dijo: “La Argentina desea transmitir su preocupación por las eventuales implicancias que el acuerdo con la Unión Europea, en el que se regula la futura asociación entre la UE y el Reino Unido, pudiera tener en relación con los territorios argentinos de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur que se encuentran bajo una disputa de soberanía con el Reino Unido”. Y hubo un silencio del otro lado de la línea, lo que en la diplomacia puede ser visto como un virtual asentimiento. Se sabe que Irlanda apoya la posición argentina por el reclamo de las islas y ello irrita a Londres. Toda esta estrategia desplegada en los últimos días por la Cancillería en torno a la causa Malvinas persigue el único objetivo de emplazar al Reino Unido a sentarse a dialogar y a conversar por la disputa de soberanía tal como lo plantea la resolución 2065 de la ONU. La contraofensiva británica En paralelo a toda esta estrategia desplegada por la Argentina en la causa Malvinas, tanto en Londres como en las islas hubo un fuerte dispositivo que se dio en los últimos días para ratificar su posición dominante en el archipiélago. Los legisladores electos de Malvinas emitieron una carta abierta en la que expresaron su “eterno agradecimiento” a las fuerzas británicas por “la liberación de las fuerzas invasoras argentinas". El 38ª aniversario de esa “liberación” de la Argentina se cumple mañana y habrá festejos en las islas. También los legisladores de Malvinas resaltaron el “compromiso del mando de las fuerzas británicas de las Islas del Atlántico Sur, BFSAI, en asegurar la soberanía de las Falklands (Malvinas) y su deseo de permanecer como un Territorio Británico de Ultramar”. La carta de los asambleístas fue remitida también al Comandante de las Fuerzas Británicas de las Islas del Atlántico Sur, brigadier Nick Sawyer, que lidera la base militar de Mount Pleasant con más de 2.500 efectivos británicos para la defensa de las islas. En paralelo a la carta de los legisladores isleños el “gobernador” impuesto por Londres, Nigel Phillips, expresó en su discurso del Estado de situación del archipiélago que los isleños “cuentan con el apoyo del gobierno británico incluyendo la defensa de su soberanía y del derecho a la autodeterminación y continuará a trabajar muy de cerca con Londres en asegurar los intereses de las Islas en las negociaciones del Brexit”. Phillips presentó el presupuesto de las islas para el ejercicio 2020/21, a la vez que rindió cuentas sobre “logros y errores” durante los últimos 12 meses y adelantó las políticas y metas para este año y 2021. Entre los proyectos a ejecutar en las islas enumeró la construcción de un puerto nuevo de aguas profundas, el mejoramiento de los caminos rurales y muelles en distintas localidades de las islas, un plan para asfaltar otro tramo de la arteria que conecta el Puerto Argentino con el aeropuerto internacional, la ampliación del hospital KEMH, proyectos de viviendas en la capital y adquisición de un par de aviones para el servicio interno, entre otros puntos. Todo esto, naturalmente llegará con un refuerzo presupuestario del Reino Unido para las islas que en medio de la pandemia quedaron en una situación de quebranto financiero por la caída de venta de la pesca, una reducción de ingresos del área de turismo, una baja en la producción de lana y una debacle en los proyectos petroleros. Para llevar adelante todos los proyectos que anunció el enviado de Londres a las Malvinas, el próximo ejercicio 2020/21 contará con un presupuesto operacional de 81.7 millones de libras (unos 100 millones de dólares) y una transferencia al Fondo de Equiparación Capital de £29.1 millones (unos USD 50 millones) en apoyo a las inversiones de capital. Al mismo tiempo, Gran Bretaña anunció por medio del “gobernador” Phillps que se reforzará en los próximos meses la llamada “Diplomática Pública Activa” desplegada por los isleños con el propósito de mejorar y aumentar los contactos con América Latina. Esto implicará nuevos viajes de legisladores isleños a diferentes países de América del Sur para reflotar su posición de “Autodeterminación de los pueblos” y contrarrestar la postura argentina de reclamo de soberanía. También está prevista la invitación a 100 influencers de Asia, Europa y las Américas para ayudar a elevar el perfil internacional de las Malvinas, al igual que la participación activa en reuniones de organizaciones y foros internacionales. Más allá de la pandemia y de la caída de la actividad económica en las islas, hay algo que no ha cambiado. “El apoyo del gobierno del Reino Unido a las Islas incluyendo la defensa de su soberanía y el derecho a la auto determinación seguirá firme”, dijo Phillips. Todo este contexto de posiciones beligerantes hace prever tiempos más turbulentos y nuevas tensiones entre Buenos Aires y Londres en adelante alrededor de la causa Malvinas. Peor aun: el embajador británico en Argentina, Mark Kent, quien es un hombre dialoguista, muy racional y que ha cosechado muy buenas relaciones con todo el arco político del país dejará la embajada el año que viene. Y esta no parece ser una buena noticia en virtud de contar con un diplomático dispuesto a aquietar los ánimos y generar un mayor diálogo entre las partes en pugna. Seguí leyendo:
Malvinas: crece la tensión entre la Argentina y Gran Bretaña por los nuevos planes de defensa de la soberanía
La presentación de los proyectos de ley del Gobierno para reforzar el reclamo por las islas generó una reacción de Gran Bretaña y de los isleños. Felipe Solá dijo que “hay que sacar del confort” a Londres para llevar el debate a la ONU