Seguridad

“Si no hay justicia, tendremos que salir a cazar gente”: la peligrosa amenaza de un padre ante el pedido de prisión domiciliaria del violador de su hijo

Un niño de Bahía Blanca fue abusado a los 7 años por un catequista y policía llamado José Luis Andersen, quien cumple una condena de 20 años que no está firme y, según el progenitor de la víctima, ahora pide que le concedan el beneficio para salir de la cárcel

El potencial otorgamiento de reclusiones domiciliarias a presos condenados en la Provincia de Buenos Aires, en el marco de la imlementación de métodos preventivos para evitar contagios masivos de coronavirus en las cárceles, generó furia, terror y miedo entre las víctimas y sus familias. Tal fue así que un hombre de la ciudad de Bahía Blanca advirtió que si la Justicia le llegara a otorgar el beneficio al violador de su hijo de 9 años, sobre quien pesa una condena aún no firme de 20 años, saldrá a hacer justicia por mano propia. El incriminado es José Luis Andersen, un catequista y ex miembro de la Policía local, que en septiembre de 2018 fue condenado a la pena de 20 años por abusar sexualmente de su ahijado de 7 años a mediados de 2017. Pablo (nombre ficticio, su identidad real fue reservada para mantener la privacidad de la víctima) es el padre del pequeño y es quien en su momento se consideraba un amigo íntimo de Andersen. En un diálogo con el periodista Germán Sasso, en Radio La Brújula 24 de Bahía Blanca, el papá de la víctima advirtió que Andersen emitió un pedido a la Justicia de beneficio de prisión domiciliaria y decidió adelantarse con sus advertencias a las respuestas oficiales a ese requerimiento. "Como la sentencia no está firme y ellos apelaron, nunca dejamos de estar al lado de la causa. Ahora estamos adelantándonos porque él pidió estar beneficiado con la prisión domiciliaria", detalló Pablo en la entrevista radial. “Esto tomó un tinte que es una locura total. Yo creo que esto se va a complicar mucho. Como yo, hay muchos padres, tíos, abuelos que nos vamos a juntar. Esto es un aviso para los jueces, fiscales, para todos, porque van a tener que abrir el ojo (. . . ) Es horrible esto que voy a decir: en los tiempos de los militares, había cuadrillas de civiles que salían a cazar gente. Y si no hay justicia, tendremos que salir a cazar gente. No queda otra”, agregó, en una peligrosa comparación con épocas oscuras de la Argentina. Andersen, quien se desempeñaba como ministro de la eucaristía en una capilla dependiente de la parroquia San Roque y también cumplía funciones como teniente primero en la Seccional 2ª de Bahía Blanca, fue condenado el 10 de septiembre de 2018 a la pena de 20 años de prisión en el Tribunal en lo Criminal Nº 3. Los hechos por los que se lo condenó ocurrieron entre junio y agosto de 2017, dentro de la casa de la familia de la víctima. El niño tenía 7 años al momento de sufrir los abusos. “Era muy amigo mío, muy amigo de la familia. Venía unas cinco noches por semana a cenar a casa. Éramos familia, me veía más con él que con mi hermano. Él estaba pendiente de mis problemas, de mis hijos, de todos. Se abusó de mi confianza porque él se vendía como una excelente persona, y yo compré. Yo lo ayudaba mucho en la iglesia”, detalló Pablo. El padre advirtió que desde que ocurrieron los hechos, la vida de su hijo se convirtió en un calvario y que aún hoy, a casi tres años de lo sucedido, todavía padece problemas psicológicos a raíz de lo sufrido. “Si uno viera la causa, lo que le hizo al nene. Si vos leés eso y ves el nene hoy cómo la está pasando. Está arruinado psicológicamente. La está pasando malísimamente mal”. Pablo aseguró no teme ir preso por tener que recurrir a la justicia por mano propia, en caso de que le concedan la prisión domiciliaria al agresor de su hijo. "Los que se tienen que poner los pantalones largos tienen que ser los jueces y son los fiscales. Para que no los dejen salir, para que presenten cosas. Y si no lo hacen, habrá que tomar medidas como en tiempos que no tendrían que volver en la Argentina", amenazó, en referencia a las atrocidades cometidas durante la última dictadura militar en el país. “Como dice el dicho: 'Muerto el perro, se acabó la rabia '(. . . ) Por ahí, cuando lo maten, yo estoy tomando un café en el centro”, completó. Hasta el momento, tanto desde la Justicia de Bahía Blanca como desde la de la Provincia de Buenos Aires no se dio ningún indicio sobre el posible otorgamiento de prisión domiciliaria para Andersen.

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