Como Oficial Naval manifestó su sentimiento de dolor “ante el hundimiento de una Nave de nuestra Armada, la GC 23 ARB Naiguatá. No es un simple barco, es un buque de 100 metros de eslora, con capacidad para 60 tripulantes a bordo, comisionado en 2012. Un buque en la mar no tiene ideologías, ni sufren del mal del castromunismo. Es un mundo de entrega, pasión por la mar, dedicación profesional”. Así lo expresó el Vicealmirante Jesús Enrique Briceño García ex comandante general de la Armada (1995-1996), quien es Licenciado en Ciencias Navales, con tres postgrados en Gerencia Naval Básica y Táctico (Escuela de Postgrado de la Armada) y Electrónica de Radio (Escuela HMS Collinwood. Inglaterra), además de Cursos de especialización en Educación, Maestría en Estado Mayor (Escuela de Guerra Naval del Perú) y doctorado en Administración “Summa Cum Laude” (Universidad Santa María). Este alto oficial ocupó todos los cargos de Operaciones y Comando en la carrera de un Oficial de la Armada, entre ellos el de Comandante del Patrullero Patria ARV y del Victoria ARV, además de Comandante de la Fragata ARV F21 y Comandante del Escuadrón de Fragatas. Fue director de la Escuela Básica de las FFAA, Comandante de Guardacostas, secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Agrega el oficial retirado de la Armada que lo ocurrido es “un símbolo de la operatividad para una Armada cuya tripulación, a diferencia de sus altos mandos muchos corruptos y criminales, ofrendan todo, hasta la vida misma, a causa de la soberanía e integridad de los espacios acuáticos”. Expresó con indignación que “ninguna persona que desconozca los hechos, debemos ser juez, hasta tanto no tengamos los elementos de juicio necesarios para saber qué fue lo que realmente aconteció”. A su juicio ese caso debe estar en manos de la Inspectoría General de la Armada, por intermedio de la Comisión de Investigación de accidentes. “Es despreciable, leer articulistas que se mofan abiertamente del drama tan impactante por la cual pasaron esos tripulantes. Fui un Comandante operativo en mi vida como Oficial de la Armada, 17 años abordo y quiero rechazar los artículos donde se burla de una actuación operativa que solo, quienes estuvieron allí, pueden dar fe de lo que sucedió”. Agrega que, si bien es cierto, “se perciben situaciones indebidas del tipo de rol en su acercamiento en la visita y registro, debe ser investigado. Que se perciba una maniobra en la mar de cruce de proa indebido, así es y debe ser investigado. Que es evidente las fallas de control de averías, es una de las causas del hundimiento y debe ser investigada. Que se perciba una falta de comando y control para el momento más crítico, es más que evidente, pero ninguno de quienes estamos ajenos a la realidad de ese suceso, podemos dar conclusiones al respecto hasta que la Inspectoría de la Armada no presente sus resultados de la investigación y eso sí lo debemos exigir”. Considera el Vicealmirante Briceño García que “debemos pedir al Alto Mando Naval la evidente debilidad de dos Patrulleros Oceánicos hundidos. Que revisen los procesos de alistamiento operativo ya que el usado dista de uno seguro y confiable para la seguridad. Debemos exigirles como integrantes de nuestra Armada y como venezolanos, que se dediquen a mejorar los procesos de formación y alistamiento operativo en entrenamiento para evitar estos accidentes en la mar”. Agrega que “para quienes aún no han sido contaminados por el castromunismo, Honor y Honra a quienes navegan y llevan en alto el prestigio del nuestra Armada y para quienes aún son Institucionales del Alto Mando Naval, exijan respuestas a tantas interrogantes que destruye lo que tanto se trabajó para tener una Armada Operativa”. Más preguntas Desde que ocurrió el incidente han quedado más dudas que respuestas. Empezando por el comunicado del 31 de marzo, suscrito por el ministro de la Defensa, en lugar de haber sido por la Comandancia de la Armada, por el Comando Estratégico Operacional e incluso por el Alto Mando Militar, porque la gravedad del hecho así lo ameritaba. El escueto comunicado del ministro Vladimir Padrino López se limitó a decir que el 30 de marzo de 2020, poco después de la medianoche, “el Guardacostas Naiguatá (GC-23), de la Armada Bolivariana, encontrándose en labores de patrullaje marítimo de nuestro mar territorial, al noroeste de la isla La Tortuga; fue abordado (colisionado) por el buque de pasajeros “Resolute”, (122 mts. de largo y 8300 toneladas de desplazamiento), de bandera portuguesa, al momento en que se le efectuaba un procedimiento de control de tráfico marítimo, lo que generó daños de gran magnitud y ocasionó la zozobra del referido guardacostas”. Agrega el comunicado que “la acción del buque Resolute se considera cobarde y criminal, toda vez que no asistió al rescate de los tripulantes, incumpliendo la normativa internacional que regula el salvamento de la vida en la mar. Este buque actualmente se encuentra en el puerto de Willemstad, capital de Curazao, donde atracó en horas de la mañana del día de hoy”. Finalmente da cuenta de haber hecho por parte venezolana las labores de búsqueda y salvamento inmediatas, y que el “desempeño profesional y valiente de nuestros efectivos, permitieron el rescate íntegro de la tripulación. El Estado venezolano emprende las acciones legales correspondientes”, dice el ministro finalizando con las consignas de Chávez, lealtad y traición. La empresa Columbian Cruise Services es la dueña del Resolute, un buque que ha estado implicada en varios hechos por lo menos extraños. La excusa de la empresa es que fue la Armada venezolana quien los agredió, cuando estaban a 13, 3 millas náuticas de la Isla de La Tortuga, cuando luego de un día a la deriva iban con 32 tripulantes “para realizar un mantenimiento de rutina de un motor”. La versión del capitán del Resolute es que mientras él estaba haciendo consultas desde el guardacostas Naiguatá les hicieron disparos de pistola, para luego aproximarse por estribor a gran velocidad y colisionar deliberadamente. La Armada venezolana respondió ayer sábado, a través del comandante de la Armada, almirante Giuseppe Alessandrello, explicando que en las conversaciones del Naiguatá con el Resolute, se reconoce la jurisdicción de Venezuela y la autoridad del guardacostas. “El Resolute se niega a seguir las instrucciones del guardacostas venezolano”, destacando que el buque de bandera portuguesa agrede y zozobra a la nave venezolana. Asegura Alessadrello que el Resolute abandona el naufragio. “Apaga el Sistema Automático de identificación. De esta manera, el hecho constituye una grave agresión a la soberanía nacional, que debe ser juzgada y condenada por instancias internacionales”. La Armada venezolana publicó este sábado un video para demostrar que los disparos, a los que hizo alusión el capitán del Resolute, “fueron hechos con un fusil a la proa, al mar, al mar, delante de la proa del buque Resolute. Y acto seguido, después de los disparos, vamos a observar cómo el buque Resolute aborda al patrullero de guardacostas y lo golpea en reiteradas oportunidades sin detener sus máquinas”, explicó el comandante Alessandrello. Aun nadie explica por qué el buque Solute se negó a ser inspeccionado y qué llevaba en su interior, en momentos en que es extraño que haya turistas en el mar con la pandemia que azota al mundo.
El misterio del buque Solute que se negó a ser inspeccionado y el guardacostas venezolano que terminó hundido
Como Oficial Naval manifestó su sentimiento de dolor “ante el hundimiento de una Nave de nuestra Arma