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La designación de Mauricio Macri en FIFA es como poner al lobo en el gallinero

La decisión de Gianni Infantino resulta contraria a la filosofía dirigencial por él sostenida y a las políticas llevadas a cabo en su rol a cargo del Ejecutivo Nacional

Un sentimiento de pavor ha conmovido a la familia del fútbol argentino. La Fundación FIFA tiene como objetivo alentar un “cambio social positivo a través del fútbol y la educación”. Tanto en su etapa como presidente de Boca cuanto en las de Jefe de Gobierno de la Ciudad y – más acentuadamente aún- como presidente de la República, Mauricio Macri hizo esfuerzos por inviabilizar a las instituciones deportivas en su claro afán de convertirlas en Sociedades Anónimas. Macri no cree en la función social de los clubes. Por el contrario, él estima que no tiene sentido que las instituciones deportivas sustentadas en el fútbol den contención, albergue, instrucción, educación, enseñanza deportiva, desarrollo competitivo, actividades recreativas o culturales. Y en muchos casos del último trimestre de 2019, hasta alguna comida del día o de la noche… Tampoco cree en la importancia de los clubes de barrio a quienes ha castigado con tarifas obscenas de agua, luz y gas sin atender nunca a sus legítimos reclamos. Desestima el valor de las funciones bendecidas que tales clubes dan a sus socios y comunidades. Es por ello que llama la atención que le haya pedido a Infantino hace más de dos años el puesto para el que acaba de ser designado, asegurándole que sería reelecto como presidente de los argentinos; Infantino le creyó, lo propuso entonces y lo acaba de designar ahora. Nadie como los dirigentes del Fútbol Argentino han padecido tanto acoso y persecución para soportar una intervención indebida e ineficaz, la creación de una Superliga innecesaria y la degradación de su institución madre, la AFA. Tal empoderamiento de su gobierno sobre el fútbol, cuyo objetivo final era hacer negocios privatizando a los clubes a través de diferentes figuras jurídicas, va en simétrica oposición con los objetivos tentativos del cargo para el que acaba de ser designado: Macri es la contrafigura de todo cuanto se vincule con lo social y mucho más con lo educativo. Más grave aún, ha quedado palmariamente demostrado que para la FIFA de Infantino la AFA no existe toda vez que ha puesto en funciones a un hombre que subestima, desprecia y menoscaba a todos sus dirigentes, pues el todo de una institución no es otra cosa que la suma de sus partes. Ellos – los dirigentes que se están expresando- han padecido a Macri y a sus articuladores dentro de la AFA, de la SAF y desde la Casa de Gobierno. Son quienes han debido luchar para que se pospusiera la derogación del Decreto 1212 y defender a sus clubes de la inviabilidad por unas deudas que capciosamente aquellos tribunales ilegales invocaban como “Fair Play Financiero” . Todo falso, compulsivo, intimidante, aterrador. Algunos de estos dirigentes aún soportan un proceso ridículo, perverso y mezquino en la causa de “Fútbol para Todos”, listos para un juicio oral durante el cual podrán demostrar su indiscutida inocencia tras la implacable persecución de la que fueron victimas. El mundo del fútbol sabe que River y Boca jugaron en Madrid el 9 de Diciembre de 2018 la final de la Copa Libertadores por orden personal de Macri, quien creyó de tal manera sacar ventaja en favor de Boca. Para tan ofensivo propósito logró la aprobación de Alejandro Domínguez , quien insólitamente anticipó en rueda de prensa el fallo de su propio tribunal que habría de conocerse unas horas después. Obviamente que Gianni Infantino dio aprobación a tal dislate toda vez que el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez – a la sazón asociado con las empresas de Macri y de Domínguez en algunos emprendimientos de construcción y juego- les ofreciera el Bernabeu como escenario del histórico encuentro. La designación de Macri es una espina clavada en el corazón y puesto que el fútbol no deja de ser una cuestión de Estado –sin ruborizarse- el gobierno argentino también debiera expedirse pues ese cargo tiene rango de representatividad, le pertenece a la AFA y debería ser un dirigente deportivo quien lo ocupase. En el nombre de esos clubes milagrosos y de estos dirigentes destratados, Infantino ha nombrado a Mauricio Macri presidente ejecutivo de la fundación FIFA. Es como poner al lobo en el gallinero…. SEGUÍ LEYENDO:

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