Distintos periodistas han presentado sus renuncias a la Islamic Republic of Iran Broadcasting (IRIB), con críticas al estado y pedidos de disculpas a la población. Entre ellas sobresalió la de Gelare Jabbari, quien oficiaba como presentadora de televisión. “Fue muy difícil para mí asumir que nuestra gente fue asesinada. Perdónenme por hacerlo tan tarde. Y perdónenme por haberles mentido durante 13 años”, dijo Jabbari en una publicación en Instagram, que luego fue borrada. Otra dupla de presentadores, compuesta por Zahra Khatami y Saba Rad, tomaron la misma decisión. Además de mostrar arrepentimiento por haber pertenecido a la organización, ambos anunciaron su voluntad de no volver a trabajar en los medios. Las declaraciones, no obstante, son expresiones individuales de una tendencia general, iniciada con las protestas durante los últimos meses de 2019 y exacerbada por el manejo del régimen de la información respecto del derribo del avión. Los desmanejos generaron una nueva ola de protestas que han sido reprimidas con brutalidad por las fuerzas del régimen. Numerosos videos verificados muestran cómo la policía y otras fuerzas de seguridad han usado desde municiones reales y gas lacrimógeno hasta picanas eléctricas. La Asociación de Periodistas Iraníes publicó una declaración en la que aseguró que el país estaba “asistiendo al funeral de la confianza pública”. “La publicación de información falsa ha tenido un impacto severo en la opinión pública, y especialmente en la ya frágil posición de los medios. La mentira es más fuerte cuando nos mentimos a nosotros mismos. Y los empleados de la televisión pública de la República de Irán admiten que su credibilidad se perdió”. En tanto, en diálogo con la BBC, Ghanbar Naderi, quien trabaja como panelista en la emisora estatal iraní, admitió que “hay poca confianza en el Gobierno y la gente quiere más libertades”. “Las mentiras que dijeron sobre el derribo del avión han hecho que se perdiera. La Guardia Revolucionaria lo sabe muy bien. Millones de personas tomaron las calles luego de la muerte de Qassem Soleimani. Era un raro momento de unidad, pero la Guardia Revolucionaria lo arruinó. Como periodista, debes poder dormir a la noche. Nunca me voy a distanciar de la verdad. Esta es una gran nación. Ha cometido muchos errores que son inaceptables. Y si la Guardia revolucionaria derribó un avión civil, no tengo otra alternativa que condenarlo”, agregó. Según consignó The Guardian, la combinación de factores ha llevado a que algunos medios que mantienen estrechos vínculos con el régimen hayan decidido comenzar a reportar las protestas callejeras. El último informe de Reporteros sin Fronteras determinó que Irán se encuentra en el puesto 170 sobre 180 en su ranking de libertad de prensa. Indica que el control de las noticias y la información es implacable y que, desde que la revolución islámica tomó el poder en 1979, al menos 860 periodistas -o periodistas ciudadanos- han sido arrestados o ejecutados.
Una presentadora de la televisión estatal iraní renunció en medio de las protestas: “Perdón por haberles mentido durante 13 años”
La decisión de Gelare Jabbari se sumó a la de otros periodistas que dejaron sus trabajos como consecuencia de las protestas contra el régimen, catalizadas por la admisión de su responsabilidad en la tragedia que mató a 176 personas