Política

Quién es Leticia Lorenzo, la jueza que rompe estereotipos y escribe fallos en lenguaje inclusivo

Leticia Lorenzo, la jueza de Garantías de Zapala, Neuquén, no parece una magistrada. Lo menos que pu…

Leticia Lorenzo, la jueza de Garantías de Zapala, Neuquén, no parece una magistrada. Lo menos que puede decirse de ella es que no encaja en el estereotipo para su actividad. Tiene 43 años, un aspecto juvenil, usa lentes de moda y ropa informal, dice que en otro tiempo “pensaba boludeces” y no teme señalar las falencias del Poder Judicial para el que trabaja. Desde hace aproximadamente un año y sin pedir permiso a nadie comenzó a utilizar el lenguaje inclusivo en sus fallos e intervenciones durante las audiencias. Ya había probado este ajuste lingüístico en sus artículos y conversaciones en su época anterior, cuando ejercía como Secretaria de la Escuela de Capacitación Judicial del Poder Judicial de Neuquén. No obstante, un fallo es “otra cosa”, reconoce a Clarín. Recibir newsletter En su juzgado, algunos de los procesados varones y sus defensores masculinos le han escuchado pronunciar “les jueces” o “les acusades”, en el momento en que en la audiencia se encuentran reunidos hombres y mujeres, y ella opta por esta “síntesis” que le permite abarcar a “todes”. Aunque sus fallos escritos en lenguaje inclusivo no recibieron por ahora ninguna queja o corrección formal de parte de sus colegas o autoridades del Poder Judicial en Neuquén, en las redes sus "es" y “les” provocaron una fuerte polémica. “No habría que irritarse tanto por este tema. Hay gente que actúa como si la estuvieran operando sin anestesia”, reflexiona Lorenzo. “Para mí es más importante el contenido que la cuestión estética. El fondo de esta decisión es encontrar formas más inclusivas y respetuosas de referirse a las personas. Hay hombres, mujeres y personas de sexo no definido. A veces podemos sintetizar gracias al lenguaje e incluirlos a todos. Y aunque a alguno se moleste habrá gente que se sienta incluida y comprendida”, afirma. En Neuquén, a Leticia Lorenzo se la reconoce como una destacada profesional, fanática de River Plate y admiradora de Arturo Jauretche. En la presentación de su Whatsapp puede leerse: “Soy peronista, no pude ser mejor”, y la fotografía la muestra levantando una pinta de cerveza. Lorenzo fue designada como jueza en abril de 2018 con 42 años, después de una extensa carrera docente. “En la provincia de Neuquén hay muchos casos de abusos a menores. Al tratarse de menores de edad, generalmente se le llama 'niño' a la víctima, pero puede ser una 'niña'. Aun así decimos 'niño', y desde ese momento estamos imponiendo el masculino. Reducimos la posibilidad a una cosa cuando la realidad marca otras”, argumenta. “Otro ejemplo es cuando nos referimos a los jueces y en un tribunal puede haber juezas. Estos cambios apuntan a generar una reflexión dentro del sistema judicial y en la sociedad. Que en un fallo se utilice el lenguaje inclusivo tiene un peso distinto”, subraya. No es la primera vez que la magistrada mueve un poco las columnas del poder que integra. Una de sus primeras decisiones originales fue ordenar que un juicio por un femicidio (el de Fernanda Pereyra, asesinada con siete meses de embarazo) se realizara en once jornadas consecutivas afectando un fin de semana. La decisión provocó molestias en los empleados y en los abogados, pero ayudó a acelerar un complejo trámite que habría mantenido al jurado popular ocupado durante un mes en Neuquén capital. En esa época también dejó caer una frase que no cayó bien entre sus pares. “El tema salarial tiene que ir a la cola, sobre todo en la situación actual del país, porque no me parece una prioridad y no nos estamos muriendo de hambre”, le dijo al diario La Mañana. De paso dio a conocer su salario como jueza. “El lenguaje inclusivo es una posibilidad, habrá quien la quiera usar y quien no, pero no tiene sentido enojarse tanto. Esa agresividad es más bien porque para cierto sector implica ceder en el terreno cultural. No hay porqué apurarse frente a lo inevitable, la sociedad está cambiando”, señala. En uno de sus fallos sobre un delito sexual contra una menor se lee: “esa información, que no es sobre si creerle o no creerle a B. y que sí se vincula con entrevistar a la niña desde un lugar que probablemente les abogades no podamos asumir porque no contamos con las herramientas teóricas para saber ni prácticas para ejecutar...”. Mientras que en un escrito publicado en internet, titulado “El día que fui jueza. Mi experiencia con un jurado popular”, redactó: “Dado que había cinco personas acusadas y se encontraban con prisión preventiva, todes les jueces de Neuquén (y varies del interior) habían tenido intervención en revisiones de medidas cautelares por lo que quedábamos muy pocas personas con posibilidad de intervenir”. Lorenzo está convencida de que el Poder Judicial debe transformarse en consonancia con los movimientos que afectan a la civilización contemporánea. “El Poder Judicial del siglo XXI está atravesado por múltiples cuestiones. El lenguaje que utiliza la gente y que la define es una de ellas. Recuerdo que aunque las personas con discapacidad tenían en teoría iguales oportunidades para acceder a la Justicia, no había sido organizado el tema de la capacitación y esto demoraba el proceso de contratación. Entonces no ingresaban. Con las personas trans ocurre que tampoco tienen presencia. La Justicia nunca tuvo una persona trans incorporada. Por eso conmovió el caso de Cristina (Montserrat Hendrickse) que se postuló para jueza en Chos Malal”, indica. La abogada Montserrat Hendricks era varón y cambió de identidad de género en 2017; ha trabajado largamente en la provincia neuquina y vive hoy en Buenos Aires. Se inscribió para concursar por un cargo de magistrada en el norte neuquino. “Tuve una época en la que pensaba que esto del lenguaje inclusivo eran boludeces, con el tiempo fui teniendo experiencias que me hicieron dar cuenta de cosas que me molestaban. Desde los llamados a “todos” para sumarse a la Justicia en una publicación, hasta el hecho de que en una reunión de trabajo una mujer debe ocuparse del mate y la bombilla porque es 'la mujer'. Yo soy Leticia, no Leticio. Hay mujeres, hombres y colectivos que no tienen un género específico y está el lenguaje, el cómo señalarlos, ahí empieza todo”, afirma. Bariloche. Corresponsalía. LGP​

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