Seguridad

El calvario de dos oficiales de la Fuerza Armada venezolana detenidos por rebelión a los que les niegan la asistencia médica necesaria

En la cárcel militar de Ramo Verde, la justicia militar del régimen de Nicolás Maduro mantiene presos a decenas de uniformados. En esta nota, dos casos que sirven de botón de muestra del maltrato que sufren

Tanto el coronel (r) Ricardo Antonio Zomacal Longo como el primer teniente Luis Alejandro Mogollón Velásquez necesitan atención médica inmediata. Los dos fueron detenidos en el año 2017. El teniente, el 30 de marzo; el coronel, el 1 de abril. A los dos los señalan de intento de rebelión y otros delitos. Y están en la cárcel militar de Ramo Verde. Zomacal Longo tiene un delicado problema de salud: requiere atención médica especializada para tratar la prostatitis aguda y el crecimiento prostático destructivo que presenta. En estos momentos está usando una sonda a causa de una obstrucción en la vejiga. El coronel fue imputado por estar supuestamente implicado en la Operación Escudo – Zamorano, planificando el asalto a Ramo Verde para el rescate del dirigente político Leopoldo López, quien estaba detenido en esa cárcel militar. Con el cráneo partido Hace dos años y seis meses, el primer teniente del Ejército Luis Alejandro Mogollón Velásquez fue detenido por autoridades de la Dirección de Inteligencia Militar (Dgcim), quienes lo señalaron de ser uno de los líderes del Movimiento La Espada de Dios. Fue apresado de manera simultánea con otros compañeros de su promoción. Se encontraba en el Servicio de Inspección de la 35 Brigada de Policía Militar en Fuerte Tiuna, cuando se presentó una comisión de la Dgcim, le solicitaron su carné y su teléfono celular. Los entregó inmediatamente. Los funcionarios de Inteligencia lo llevaron hasta la sede de la Dgcim en Boleíta Norte en Caracas. El primer teniente, como otros compañeros suyos, fue brutalmente torturado, tanto física como psicológicamente, mientras permanecían esposados. Así fue durante nueve días, hasta que le dijeron que se bañara y se afeitara porque lo llevarían a la Comandancia General del Ejército. En efecto lo llevaron hasta el Fuerte Tiuna, donde está el Comando del Ejército, y cuando llegó ahí, al bajarse del vehículo, lo esperaba otra comisión de la Dgcim, pero ésta con una orden de aprehensión. Es así como los cuerpos de Inteligencia venezolano se saltan el cumplimiento de la Ley en cuanto a los lapsos de presentación. El primer teniente Mogollón Velásquez fue llevado ante el Tribunal Militar, quien lo imputó porque estaría, junto con 12 compañeros de su promoción 2012, captando gente en la Fuerza Armada para un supuesto alzamiento militar y lo envió al Centro de Procesados Militares llamada cárcel militar de Ramo Verde. A diferencia de otros detenidos, a este joven de 31 años, lo separaron del resto de la población penal, sin acceso a luz solar. Hasta cambiaron la custodia y la nueva administración colocó horarios para hacer uso de la cancha. Cuando por fin los abogados tuvieron acceso al expediente, supieron de qué lo acusaban: traición a la patria, rebelión e instigación a la rebelión. Ahí se percatan que en el expediente se señala a que alguien nombra al primer teniente Mogollón diciendo que lo fueron a buscar a la Policía Militar, pero que él no había ido a la reunión porque estaba de guardia. Además, en el vaciado de su teléfono no encontraron nada de interés criminalístico. Desde entonces las audiencias han sido diferidas. El caso es que contra Mogollón cursan dos causas. La primera es la ya mencionada traición a la patria, rebelión e instigación a la rebelión. La segunda causa es por: motín, uso indebido de armas, evasión de presos y prisioneros, sustracción de efectos pertenecientes a la Fuerza Armada y ataque al centinela. La fuga La última vez que llevaron al primer teniente, junto con los otros supuestos implicados en la operación La Espada de Dios, para la audiencia, otra vez fue diferida. De regreso a Ramo Verde hubo un intento de fuga, y así unos jóvenes oficiales lograron huir: el primer Teniente Arreaza Soto murió cuando fuerzas policiales le dispararon y Mogollón Velásquez resultó gravemente herido. Los custodios lo habrían golpeado en la cabeza con los fusiles. Aunque eso ocurrió a las 5 de la tarde, lo llevan al hospital a las 12 de la medianoche. Fue intervenido en dos ocasiones y en las dos sufrió paro cardíaco. A los 14 días lo sacaron del Hospital Militar con muchos puntos en la cabeza y, sin haberse recuperado totalmente, fue nuevamente trasladado a Ramo Verde sin que apenas pudiese caminar. El primer teniente ha sufrido varios episodios con convulsiones en Ramo Verde sin haber recibido la atención médica necesaria. Su abogado no ha tenido nuevamente acceso a los expedientes y a pesar de que ha solicitado el traslado hacia el hospital, no se ha tenido respuesta. La juez que lleva el caso es la doctora Claudia Carolina Pérez Benavides de Mogollón, del Tribunal Militar más cuestionado del país, quien no solo ha dilatado los juicios, impone reglas que violan el debido proceso. La fractura de cráneo que sufrió el primer teniente Mogollón es grave, las convulsiones que sufre con frecuencia deben ser atendidas y los encargados de la cárcel de Ramo Verde deben asumir que están violando el derecho a la atención médica e incluso a la vida tanto del primer teniente como del coronel Zomacal Lungo. MÁS SOBRE ESTE TEMA: Los enviados de Michelle Bachelet en Venezuela se reunieron con presos políticos en la cárcel militar de Ramo Verde Tensión en la frontera: Maduro y una jugada que podría tener consecuencias catastróficas

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