Economía

Uno de los máximos críticos de la desigualdad mundial vino al país invitado por uno de los cinco empresarios más ricos de la Argentina

Branko Milanovic, economista serbio y actualmente profesor de la City University de Nueva York, fue la estrella del seminario organizado por Techint para celebrar los 60 años de su prestigiosa revista académica. En el auditorio, sentado en primera fila, lo escuchó atentamente Paolo Rocca

Llama la atención que una de las personas con una fortuna de miles de millones de dólares y que es parte del pequeñísimo grupo que se ha beneficiado de la inequidad y concentración de la riqueza que impera aquí y en el mundo haya invitado a un académico con una visión de izquierda como el serbio Branko Milanovic. Lo peculiar se entiende si se tiene en cuenta que el Boletín Techint se ha caracterizado en sus 60 años de vida por publicar muy buenos ensayos y con criterio pluralista. Además, tal vez otro de los motivos de la invitación es lo que en la presentación del seminario dijo Guillermo Hang, el director ejecutivo de la revista: "La creciente desigualdad constituye un peligro para el capitalismo democrático". La misma preocupación que en reiteradas oportunidades manifestó desde la ex titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, hasta los más acaudalados empresarios como Bill Gates o Warren Buffet. Incluso, como se verá más adelante, el World Economic Forum que todos los años reúne a presidentes, ministros y a lo más selecto del establishment mundial en Davos, acaba de difundir estadísticas espeluznantes sobre el nivel de concentración y desigualdad de riqueza. Eso también explica que figuras como Milanovic o Thomas Piketty con su best seller El Capital en el Siglo XXI, suenen como candidatos a Premio Nobel. Sorprendiendo a quien no haya leído su último libro publicado aquí, Desigualdad Mundial (está por editarse Capitalism Alone), Milanovic comenzó la conferencia mostrando que en los últimos años la desigualdad de ingresos entre las personas en el mundo entero no ha aumentado sino disminuido. La explicación es que el impresionante incremento en los ingresos de China y otros países de enorme población, como India e Indonesia, hizo emerger una gran clase media mundial. El lo denomina "el rebalanceo del mundo". Pero de inmediato aclaró un punto central: la desigualdad mundial ha caído pero la desigualdad dentro de los países ha aumentado. Y mucho. Tanto si se mide por ingresos como por patrimonio. "Lo políticamente clave es que las personas perciben la desigualdad en sus países", dijo. Agregó: "Si los individuos se preocupan más acerca de su posición relativa en donde viven que lo que pasa en China o en el mundo entero, esa percepción acerca de la creciente desigualdad neutraliza las ventajas de la caída en la desigualdad global. Y eso cobra preponderancia política". Propone que el acceso a la educación sea 'significativamente igualitario'. Eso quiere decir que no debe haber escuelas para ricos y otras para pobres, sino que cualquiera pueda elegir donde estudiar, independientemente de su condición social Aún cuando entre los 7.500 millones de habitantes de la Tierra hay menos diferencia que antes, Milanovic aportó datos que revelan que de todas maneras la desigualdad es obscena. Medido por ingresos: – 7 por ciento de gente en el mundo vive en condiciones promedio como hace dos siglos. – 45 por ciento como hace un siglo – 33 por ciento como hace 150 años – Sólo un 15 por ciento goza del nivel de vida promedio que hoy tiene la humanidad. En su libro se explaya sobre las causas del fenómeno, que a la vez se potenciarán si la política no introduce cambios en el capitalismo. – "Los ingresos de capital están y seguirán estando muy concentrados". – "Aquellos que obtengan altos ingresos de capital y del trabajo serán las mismas personas, lo que exacerbará la desigualdad". – "Los individuos altamente especializados y ricos en capital y en trabajo tenderán a casarse entre sí". – "La concentración del ingreso reforzará el poder político de los ricos, y eso hará que los cambios a favor de los pobres en política tributaria, en el financiamiento de la educación pública y en el gasto en infraestructura sea menos probable". Eso se refuerza por el hecho de que los ricos se desentienden de lo público, en la medida que ellos se basan cada vez más en la educación, la salud y la seguridad privada. Define a ese conjunto de factores como "una tormenta perfecta". Milanovic sostiene que, más allá de que en China gobierne un partido llamado Comunista, que sea único, y que no haya democracia, en el mundo sólo ha quedado el capitalismo. Pero un capitalismo que caracteriza como "plutocrático", e incluso como una especie de "dictadura de la burguesía". Su diagnóstico crítico da paso a las propuestas de cambio. Entre ellas sobresalen algunas clásicas como por ejemplo: – reformas drásticas en los esquemas tributarios; – aplicación de impuesto a la herencia; – mecanismos obligatorios de distribución de la propiedad mediante el reparto de acciones. Pero aporta algunas ideas muy originales. Propone que el acceso a la educación sea "significativamente igualitario". Eso quiere decir que no debe haber escuelas para ricos y otras para pobres, sino que cualquiera pueda elegir donde estudiar, independientemente de su condición social. Y aporta el concepto de "igualdad existencial", lo que se traduce en que todos deberían tener el mismo tiempo de vacaciones, trabajar la misma cantidad de horas, por ejemplo. Para poner números al mundo que explica Milanovic, los datos que el World Economic Forum divulgó anteayer indican, sobre un total de riqueza mundial estimada en 280 billones (280.000.000.000.000) de dólares: – 70 por ciento de la población adulta tiene menos de 10.000 dólares. – 21, 3 por ciento entre 10.000 y 100.000. – 7, 9 por ciento entre 100.000 y un millón. – 0, 7 por ciento más de 1 millón. Eso significa que el 46 por ciento de la riqueza total está en manos de apenas 28 millones de personas, que tienen en promedio una fortuna de casi 5 millones de dólares. Milanovic visita un país en crisis pero en el que la desigualdad no ha sido un tema demasiado presente en la discusión política. El debate suele focalizarse sólo en la pobreza. Que es parte del asunto. Pero sólo una parte. Y eso que la Argentina tiene niveles de desigualdad de ingresos y riqueza que se han ido pareciendo a los de América Latina, que son los más elevados del mundo. Para medir la desigualdad de ingresos se utiliza un coeficiente llamado Gini. Toma valor cero si todos tienen el mismo ingreso, y llega a uno en el hipotético caso en que uno tenga todo. Es decir, cuánto más alto, mayor desigualdad. Según mostró en el seminario la expositora Roxana Maurizio, en 1974 el Gini de la Argentina era 0, 36 y actualmente (antes del último sacudón) era de 0, 46. Una drástica y dramática suba hasta un nivel altísimo. En cuando a la riqueza, de acuerdo a cálculos de hace un par de años elaborados por la consultora Wealth X, en el país hay algo más de mil personas con un patrimonio neto superior a los 30 millones de dólares, que disponen en conjunto de 140.000 millones. Uno de ellos es Paolo Rocca, que ayer escuchó atentamente toda la exposición de Milanovic. Seguí leyendo: Las jubilaciones subirán 8, 74% a partir de diciembre y acumularán 51, 1% en todo el año

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