En esta campaña vamos a tener que estar muy atentos porque hay una suerte de complot de los candidatos para confundirnos. No sé con qué aviesas intenciones lo hacen, pero que están pasando cosas extrañas ya no cabe ninguna duda. ¿O será que sin darnos cuenta hemos parido un sistema político totalmente loco? María Eugenia Vidal es la dirigente con mejor imagen del país y podría perder las elecciones, y Macri viene de una catástrofe económica y podría ganar. Urtubey rechazó por lo menos dos ofrecimientos para ser vice de Macri y aceptó ser vice de Lavagna, que a este paso va a pelear codo a codo con Del Caño. Kicillof debuta con un spot en el que una señora que le vende fruta parece ser bastante más piola que él. Alberto Fernández insiste en proclamar a los cuatro vientos que es profesor de la UBA, y entonces alguien averigua y resulta que es titular de la cátedra de Teoría General del Delito. Sí: el candidato de los Kirchner es experto en delitos. Solo falta que Cristina sea la jefa de trabajos prácticos. Sigamos con Alberto. Con las pifiadas de Alberto. En la CGT no había gustado nada que su primera foto con el sector gremial lo mostrara al lado de Hugo Moyano. ¿A quién le habrá caído bien esa foto con un sindicalista tan enemistado con, digamos, las buenas costumbres? Probablemente, al recaudador de la campaña. Para compensar, esta semana se reunió con el pleno de la CGT. Entrañable imagen: él en el centro, rodeado por una veintena de tipos que meten miedo. Lo peor fue que, poco después, un vocero de la central hizo saber que el encuentro no significaba un aval al candidato. Albertito, qué tal si ahora probás suerte con Baradel. El sábado pasado te dije acá que solo te faltaba abrazarte con Aníbal. Tardaste dos días en hacerlo. También saliste en defensa de De Vido y de los otros presos de la dictadura macrista. ¿Quién sigue en la lista? ¿Moreno, Hebe, una visita a Milagro Sala? Te está costando, pero qué tremenda lavada de cara al kirchnerismo. Ni el FaceApp que rejuvenece lo haría mejor. Les decía: están pasando cosas muy raras. Anteayer, a Cristina tuvieron que avisarle por las redes que era 18 de julio, 25 años del atentado contra la AMIA, por lo que no estaría mal una expresión suya, un tuit, algo. Contestó que ya le habían avisado sus amigos iraníes. José Luis Espert se ríe cuando lo acusan de trabajar para la fórmula Fernández-Fernández. Macri pasó de la depresión a la euforia y hasta le dice a un granadero que le gustaría tener su pilcha. Patricia Bullrich anuncia un servicio cívico para contener a jóvenes "ni-ni", que ni trabajan ni estudian, y sobrevuela la sospecha de que es una referencia implícita a Máximo Kirchner. Adolfo Rodríguez Saá está tan enojado con su hermano Alberto que se puso a las órdenes de Pichetto y de Juntos por el Cambio. Y lo más raro de todo: Massa estrena su regreso a la causa nacional y popular con un viaje de lujo y placer a Angra do Reis, en Brasil. Nada de low cost. Él, su mujer y tres parejas amigas volaron a Río de Janeiro en un Learjet privado cuyo alquiler costó 50.000 dólares; una combi los llevó a Angra (152 kilómetros) y un crucero los hizo pasear por ese paraíso de 365 islas y 2000 playas, y para que la vuelta a Río se les hiciera más corta y más llevadera -se ve que lo de la combi había sido extenuante- contrataron dos helicópteros, a razón de 3500 dólares cada uno. Excursión algo onerosa por tratarse de un fin de semana, pero echémosle la culpa a Angra. La que no resulta rara es la explicación del viaje. Un empresario teatral amigo de Massa dijo que lo vio muy cansado y entonces decidió invitarlo, haciéndose cargo de todos los gastos. Ya está, Sergio, yo te voto. No solo por vos, sino por los amigos que tenés. Se ve mucha generosidad en esta campaña. Alberto Fernández es el principal beneficiario: vive en un departamento de Puerto Madero que le presta el empresario y publicista Pepe Albistur, Cristina le prestó la candidatura a presidente y Macri le prestó millones de votos, pero dice que fue por un rato y ahora se los quiere sacar. A Macri tampoco le va mal: consiguió financiar sus sueños de reelección con los dólares que le presta el Fondo Monetario Internacional. Desde ahora hasta el 11 del mes próximo, que son las PASO, y después hasta la primera vuelta, el 27 de octubre, y no les digo nada si llega a haber ballottage, todos vamos a vivir de prestado. Es la otra cosa extraña de estos tiempos. De pronto, en plena recesión, la noticia es que el dólar está barato y que caen la inflación, las tasas de interés y el riesgo país. Un veranito en pleno invierno, porque todos los días cierra un local o una empresa. Y como a la fiesta todavía le falta que resucite el consumo, se vinieron los créditos subsidiados con fondos de la Anses, nuevos (o reciclados) préstamos hipotecarios y los Ahora 12 y Ahora 18, que podrían coronarse, si hiciera falta, con el Ahora Llevá sin Pagar y Votanos. Pero empiezan las vacaciones de invierno, y hoy es el Día del Amigo y el Día Mundial del Perro, que es el mejor amigo del hombre. Pongámosle onda. No hay más grieta ni más polarización que entre los que nos quedamos acá y los que siguen la evolución de la crisis desde abarrotados centros de esquí. Peor para ellos. Se están perdiendo los spots de campaña.
El país, en alerta: pasan cosas raras
En esta campaña vamos a tener que estar muy atentos porque hay una suerte de complot de los candidato