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"Quiebren a Guaidó": la orden de Nicolás Maduro para terminar con la oposición en Venezuela

El dictador venezolano siente que su tiempo se termina. Es por eso que intenta terminar con la estrella del presidente interino

Asesorado por sus patrones cubanos y rusos, el heredero de Hugo Chávez es consciente de que la única forma de supervivencia es conseguir más y más tiempo. El régimen de La Habana es experto en eso: golpea la moral de sus habitantes desde el inicio de la Revolución que prometió terminar con una tiranía pero terminó convirtiéndose en otra que se muestra perpetua. A Guaidó, por momentos, pareciera pesarle cierta soledad. Gran parte de la oposición es temerosa de su estrella. Considera que su ascenso es perjudicial para las aspiraciones propias. Miserias de corto plazo. Toda una generación de políticos venezolanos que se oponen al régimen chavista desde tiempos de su fundador ve amenazado su futuro político. Absurdo: el joven dirigente de 35 años necesitará de todos los espacios para reconstruir una nación devastada. Más cuando el círculo íntimo del ingeniero y asambleísta está expuesto permanentemente a un jaque terminal. El régimen había elaborado un plan que tenía como objetivo detener a la madre del líder opositor, Norka Márquez. Con ello creían que podrían doblegarlo. Un disparo a su línea de flotación. Tan evidente es la intención del régimen de "quebrarlo" que nunca intentaron un operativo abierto contra el joven dirigente popular aunque conozca con precisión cada uno de sus movimientos. Resulta extraño que alguien a quien la dictadura considera una amenaza que conspira contra la administración central no sea buscado día y noche por los servicios secretos y grupos parapoliciales. Es que Maduro teme darle la excusa perfecta a aquellos que buscan una salida más violenta de Miraflores. La furia ciudadana sería incontenible si atentaran contra su vida o libertad. No ignora que un confinamiento arbitrario del líder democrático podría desatar el despliegue de una fuerza internacional en su territorio. Más de 50 países reconocen al jefe de la Asamblea Nacional como el legítimo presidente del país. Cruzaría una línea roja sin vuelta atrás. En contraposición, lo más alto en la pirámide chavista intenta en Barbados instalar la posibilidad de convocar a elecciones. Pretenden que el autócrata continúe en el poder y ofrecen una sospechosa "salida democrática" a su contraparte enviada por Guaidó. Rodríguez es también una promesa joven dentro del chavismo. Puro en la religión del Socialismo del Siglo XXI pese a su edad -37 años- fue nombrado ministro del Poder Popular para el Despacho de la Presidencia por Hugo Chávez cuando contaba 26. Pero además supo reconquistar el estado que hizo propio pese a ser un bastión de la oposición. No lo hizo con buenas artes, según sus detractores, sino sobre la base de prácticas poco democráticas. Es la carta para contrarrestar definitivamente a Guaidó. Misma generación, formación universitaria con militancia en sus aulas. ¿Quién mejor que él para reconquistar a la población mostrando un lavado de imagen? El presidente interino lo sabe. Sólo necesita del apoyo absoluto del resto de la oposición.

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