Hablemos de relatos. De la búsqueda de la verdad y de mentiras camufladas. De tesoros enterrados. De dinero sucio. Digámoslo con todas las letras. Saquemos a la luz lo que estaba destinado a permanecer oculto para siempre. A pocos días de terminar esta investigación que nos llevó más de cinco años de arduo trabajo, nos enteramos de que Cristina Fernández de Kirchner publicaba su libro. El título, Sinceramente, nos generaba mucha expectativa. Nos intrigaba conocer el secreto de su fortuna. Cristina había comenzado en 2007 su mandato como presidenta de la Nación con apenas $132.500 pesos de activos y culminó su segunda presidencia en 2015 con más de 77 millones de pesos. Un crecimiento exponencial. Aunque habiendo llegado a un conocimiento bastante profundo de su personalidad, no parecía razonable esperar una autocrítica. Si algo ha caracterizado a Cristina Fernández de Kirchner y ha quedado claramente explicitado en todos estos años, es que la humildad nunca será un rasgo que pueda exhibir en su favor. Por el contrario, el autoelogio quedaría una vez más plasmado en este libro que pretende ser una autobiografía dirigida a dar inicio a una campaña electoral que volverá a tenerla como protagonista principal. Podría, de todos modos, haber sincerado su propia historia personal, con algún dato que facilitara a quien estuviera dispuesto a creer en esta remake del relato. Cambiado el tono, no ha cambiado la esencia. El libro de Cristina Fernández es, nuevamente, Ella misma. Desde el pedestal en el que durante muchos años dirigió los destinos de la Nación y también la administración de los negocios familiares. Siempre Ella, ahí arriba, un lugar desde donde poder mirarnos a todos con la superioridad de quienes se sienten «elegidos» y a quienes el resto debemos pleitesía y hasta agradecimiento por haberlos tenido ahí para guiar nuestros destinos. Una vez más, la Cristina a la que no merecemos aquellos que nunca alcanzamos a comprender la virtuosidad de ese liderazgo tan particular. Ella, la elegida. El libro vuelve sobre las mismas formas de las que ella siempre intentó valerse, para gobernar, para ejercer poder y enriquecerse con él. Y para construir desde la nada de su derrota electoral, un nuevo engaño, tan pero tan potente, que hasta podría existir la posibilidad de que vuelva a gobernar. No se puede eludir esta consideración cuando ya estamos en marcha con un nuevo proceso electoral. Y, para tomar el «sincera-miento» que ella ha propuesto, debemos reconocer que este libro será el intento, una vez más, de evitar la repetición del engaño. Porque efectivamente, duele pensar que a muchos les satisface, los conforma o los resigna, saber que podemos ser víctimas de un robo frente mismo a nuestras narices, sin voluntad de frenar el nuevo golpe. No corresponde introducir aquí las responsabilidades que tiene el actual gobierno de Mauricio Macri el haberle dejado a esta señora el lugar de la oposición en que hoy está situada, por incapacidades, errores, brutalidades o simples especulaciones electorales. Pero lo cierto es que existe una proporción no tan pequeña que parece dispuesta a reincidir en el voto a quien ha llevado adelante el mayor saqueo de las arcas públicas en beneficio propio. Y eso ha sido comprobado. Es necesario entonces que, a partir de la información veraz, objetiva y documentada que intenta aportar esta publicación, pueda generarse una apreciación diferente ya no sobre el pasado, cuya realidad es tan incontrastable como inexorable en sus consecuencias, sino, de cara al futuro al que aspiramos encaminarnos. ¿Estamos nuevamente dispuestos a participar pasivamente de este nuevo relato? ¿Realmente pensamos entregarnos una vez más a las manos y decisiones de unos pocos que construyeron su riqueza con la facilidad de un pueblo mirando hacia el costado? Haciendo (o soportando) las mismas cosas, no será posible encontrar un resultado diferente. Volviendo al meollo de nuestra investigación sobre los hechos de corrupción como la fuente directa del enriquecimiento de la familia Kirchner y estudiando la trama de sus negocios particulares al tiempo en que ejercían la administración de los recursos públicos, trataremos de analizar ese «sincera-miento», contrastando con los elementos documentales que sostienen nuestra investigación. El libro de Cristina Fernández de Kirchner es más de lo mismo. Nunca, ni siquiera en las oportunidades en que se presentó en la Justicia, ni en su libro ha justificado el enriquecimiento desmedido de su capital. Tenemos la convicción de que no podría hacerlo. Eso consolida nuestra convicción sobre la ilicitud de su evolución patrimonial. No existe una fórmula que, por vía de la legalidad, lo haga posible. Y ella nunca brindó ninguna explicación. Las reiteradas citaciones a declaración indagatoria en las diferentes causas fueron la oportunidad procesal para el ejercicio de su defensa. Ahí, en ese momento, debía hacerlo. Sin estar obligada a declarar contra sí misma, estaba claro que la convocatoria le permitía demostrar que aquello que se le imputaba no era cierto. Sin embargo, solo se paró en sus argumentaciones políticas, rechazando acusaciones, no por inciertas, sino intentando disfrazarlas de una persecución judicial. Acusó a los jueces de pertenecer a un «partido judicial», una especie de grupo de tareas cuya única finalidad era encarcelarla. Descalificó a denunciantes, jueces y fiscales y desconoció todas las pruebas contundentes con que se formaron esos expedientes. E hizo de cada oportunidad una tribuna para que el papel de víctima perseguida le pudiera valer en su nueva carrera hacia la cúspide de la política.
La familia Kirchner saqueó las arcas públicas. ¿Realmente vamos a darle a Cristina la oportunidad de regresar al poder?
Hablemos de relatos. De la búsqueda de la verdad y de mentiras camufladas. De tesoros enterrados. De