La estadounidense Joanne Chory y la argentina Sandra Myrna Díaz, especialistas en biología vegetal y estudiosas del impacto de la crisis climática, fueron reconocidas este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2019. El trabajo que desarrollan ambas biólogas por separado las situó en la vanguardia de nuevas líneas de investigación en torno a la crisis climática y sus efectos, y en la defensa de la biodiversidad. La científica argentina Díaz, de 57 años y graduada en Biología en la Universidad Nacional de Córdoba, fue presentada como una "referencia científica en el área de la ecología". Según el jurado, los trabajos de Joanne Chory sobre las respuestas moleculares y genéticas de las plantas a las variaciones ambientales, en particular luz y temperatura, ayudan "a comprender y mejorar la adaptación de los sistemas naturales al calentamiento global". El investigador Pedro Miguel Echenique, presidente del jurado, destacó sus "contribuciones pioneras" al conocimiento de la biología de las plantas, que son "trascendentales para la lucha contra el cambio climático y la defensa de la diversidad biológica". Además agregan que, de forma complementaria e independiente, las investigaciones de Sandra Myrna Díaz permiten "cuantificar la importancia de la conservación de la biodiversidad funcional para garantizar los beneficios que los ecosistemas prestan a la Humanidad". Joanne Chory y Sandra Myrna Díaz toman el relevo en este premio al biólogo sueco Svante Pääbo, un especialista en genética evolutiva que centró su trabajo en el estudio del genoma completo del hombre del Neandertal y las primeras poblaciones de la prehistoria. Antes del anuncio las dos habían acumulado numerosos premios: Joanne Chory recibió entre otros el Premio L'Oreal-Unesco para Mujeres en Ciencia, y Sandra Myrna Díaz el Konex de Platino en Biología y Ecología, entregado por la fundación homónima argentina, y el Bernardo Houssay, otorgado por el gobierno argentino. El Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica se concede a la "labor de cultivo y perfeccionamiento de la investigación, descubrimiento y/o invención en las matemáticas, la astronomía y la astrofísica, la física, la química, las ciencias de la vida, las ciencias médicas, las ciencias de la Tierra y del espacio y las ciencias tecnológicas, así como de las disciplinas correspondientes a cada uno de dichos campos y de las técnicas relacionadas con ellas". El reconocimiento de Investigación Científica y Técnica, al que pujaban cuarenta y seis candidaturas de veintitrés nacionalidades, es el séptimo de los ocho premios que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias en fallarse. El Premio está dotado con una escultura de Joan Miró -símbolo representativo del galardón-, un diploma, una insignia y 50.000 euros. También obtuvieron este galardón, entre otros, las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna; los químicos Avelino Corma, Mark E. Davis y Galen D. Stucky; los físicos Peter Higgs y François Englert y la Organización Europea para la Investigación Nuclear; los neurólogos Joseph Altman, Arturo Álvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti, o los pioneros de Internet Lawrence Roberts, Robert Kahn, Vinton Cerf y Tim Berners-Lee.
La bióloga argentina Sandra Díaz ganó el Premio Princesa de Asturias por sus estudios sobre el cambio climático
El reconocimiento lo recibió junto a la científica estadounidense Joanne Chory tras haber desarrollado nuevas líneas de investigación en torno a la crisis climática y sus efectos.