Después de hablar a lo largo de tres jornadas y llenar 57 páginas, la declaración de Hugo Rolando Barreiro, Rolo, deja como saldo que se confirma todo lo que denunció inicialmente el extorsionado Pedro Etchebest y ratificaron luego otros extorsionados y coaccionados. El punto central es que Rolo admite que existía una organización que reportaba en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a Pablo Pinamonti, alto cargo dentro del edificio de espías de la calle 25 de mayo. Según su relato, Pinamonti dependía de Darío Biorsi, otro hombre con altísimo cargo en la AFI. Según Barreiro, las instrucciones llegaban a la organización ilegal a través de los dos ex comisarios, Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk, y lo que se les pedía principalmente era hacer espionaje. El problema fue --según la versión de Rolo-- que de la mano de Marcelo D'Alessio todo se desbarrancó y terminaron extorsionando, coaccionando y hasta hacían servicios "personales" como investigar al ex marido de la esposa del fiscal Carlos Stornelli, redactar informes sobre las relaciones de María Eugenia Vidal, preparar jugarretas usando los dichos de Natacha Jaitt o legajos sobre los periodistas de Animales Sueltos. Cuando se conoció la denuncia de Etchebest, el empresario al que le pedían 300.000 dólares para mejorarle una supuesta mala situación en la causa de las fotocopias de los cuadernos, buena parte del establishment judicial--político--mediático salió a la cancha a decir que todo era un complot kirchnerista. A la cabeza estuvo Elisa Carrió que se despachó con un anónimo en el que se transcribían escuchas ilegales a ex funcionarios presos en la cárcel de Ezeiza. Los diálogos no probaban nada de nada, pero Carrió argumentó que eran evidencia de que la denuncia de Etchebest se armó en el penal. La declaración de Barreiro requerirá la producción de mucha prueba, pero queda claro que no hubo complot, sino que existió una banda de espionaje ilegal y chantaje, entre cuyas usuarias estuvieron Elisa Carrió y su socia Paula Olivetto. En la página 19 de la segunda parte de la declaración, Barreiro dice respecto del falso abogado e investigador D'Alessio: "sí, con Olivetto se hablaba, se mandaban mensajes, se reunía. Fue al Congreso a reunirse. Con Carrió también se reunió dos veces. Le pedían información sobre opositores políticos". Resulta curioso que ni Carrió ni Olivetto se hayan preguntado quién era D'Alessio y en virtud de qué tenía información. Lo mismo ocurre con Carlos Stornelli. El fiscal se reunió por horas con D'Alessio, aceptó que ingrese a su fiscalía no siendo abogado y sin matrícula, chateó en forma permanente con él, le trajo un supuesto testigo de Pdvesa, le pidió una cámara oculta al abogado José Manuel Ubeira y pareció pedirle el mismo trabajo sucio respecto de otros dos defensores, Javier Landaburu y Máximiliano Rusconi. De manera insistente, Stornelli le preguntaba a D'Alessio si había avanzado en la investigación sobre "el peruano", es decir Jorge Castañón, ex pareja de la actual esposa del fiscal, Florencia Antonini. O sea espionaje ilegal puro y duro, con el agravante de que hablaron de plantarle droga en una valija a Castañón. La declaración de Barreiro confirma este modus operandi de espionaje ilegal confiado a una persona, D'Alessio, que no tenía ninguna atribución para investigar. También hay una mención de que existía un vínculo entre D'Alessio y la causa de los cuadernos: según Barreiro había una mujer que actuaba como nexo. Rolo dice que a través de una tal Alejandra, de Comodoro Py le mandaron a D'Alessio varios empresarios, no está claro para qué, aunque cabe imaginarlo. El juez Ramos Padilla tendrá que trabajar mucho para comprobar los dichos de Barreiro. El espía dice que "el contacto con Patricia Bullrich existió, él me mostraba mensajes con ella, también hablaba mucho con una secretaria de Bullrich que usaba de contacto para hablar con ella". A lo largo de varias páginas, Rolo afirma que D'Alessio alardeaba en forma permanente de su vínculo con la ministra: que decía que le armaba operativos anti-drogas como Bobinas Blancas, que Bullrich pagaba por la defensa legal del arrepentido Leonardo Fariña y que participó de la entrega del ex titular de Hinchadas Argentinas, Marcelo Mallo. Hay una parte de la declaración de Barreiro que se mantiene en secreto. Pero según la versión de quienes estuvieron presentes, Rolo contó sobre el hostigamiento a la ex abogada de Fariña, Giselle Robles, para presionarla y que no cuente la existencia de una reunión entre el ministro Germán Garavano, Fariña y Robles donde se habló de sacar de sus puestos a tres jueces y, sobre todo, de lo que sería el contenido de la declaración de Fariña como arrepentido. Parece que en el encuentro se evaluó cómo involucrar a Cristina Fernández de Kirchner en la causa del lavado de dinero. Los dichos concretos de Barreiro en ese tema se mantienen confidenciales para no obstaculizar la investigación. Lo que sí es público y declarado por Barreiro es que quisieron robarle el auto a la abogada de Fariña, cosa que los allegados a Robles le confirmaron a este diario. Rolo involucra en todos estos hechos al actual defensor de Fariña, Rodrigo González, algo que también tendrá que probarse. González niega categóricamente cualquier vínculo con las ilegales y sostiene que no fue socio de D'Alessio sino que éste le traía los casos para que actuara en la justicia, ya que el falso abogado no podía hacerlo. La situación del fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone, quedó muy comprometida. Está claro que aportó la información con la que D'Alessio extorsionó, como mínimo, al empresario Etchebest y al aduanero Gabriel Traficante. Según Barreiro, también Bidone fue con D'Alessio a ver al senador Carlos Camau Espínola a ofrecer informes de inteligencia. A esto se agrega que habría entregado informes de Migraciones y entrecruzamientos telefónicos de los ministros de la Corte, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. Siempre según la versión de Barreiro, a cambio de esa información, Bidone recibió dinero y también pasajes a Cancún para toda su familia que la secretaria de D'Alessio, Julieta, compró en una agencia de la localidad bonaerense de Canning. Bidone prestará declaración indagatoria el lunes próximo y habrá que ver qué responde a todas las acusaciones. A diferencia de lo que ocurre con Stornelli, el procurador Julio Conte Grand y la Corte Suprema Bonaerense lo suspendieron en su cargo. El procurador de la Nación, Eduardo Casal, hasta ahora apaña a Stornelli, pese al clima agobiante en Comodoro Py donde resulta intolerable que el fiscal esté en rebeldía ante el llamado a indagatoria de un juez federal. Antes y después de la declaración de Barreiro, el juez Ramos Padilla se encontró con la necesidad de investigar el papel de varios periodistas en relación con la asociación ilícita. El principal es Daniel Santoro, quien aparece gravemente señalado por el empresario Mario Cifuentes, que afirma que el periodista jugó un papel de máxima importancia en la ofensiva que sufrió para quitarle la empresa y luego en la extorsión para que entregue centenares de miles de dólares. También es señalado por el propio D'Alessio en el legajo sobre los periodistas de Animales Sueltos y es acusado por otros aduaneros y empresarios como jugando en tandem con D'Alessio en las andanzas del falso abogado. Según la declaración de Barreiro, D'Alessio y Santoro tenían extrema confianza. Hay otros periodistas mencionados como presentando a D'Alessio incluso a la banda de Los Monos, al senador Camau Espínola y en otros hechos similares. El expediente de Dolores desnuda la trama en la que se desarrollan todo tipo de delitos. Pero gran parte de la madeja todavía no se desentrañó. Como desde el primer día, el aparato judicial--político--mediático de Cambiemos trata de frenar este expediente, en primer lugar intentando apartar al juez Ramos Padilla. La desesperación crece. Es que cada día que pasa aparecen más y más delitos perpetrados por esta banda paraestatal, en la que se exhiben los lazos con lo más alto del poder.
Caso D’Alessio: La declaración del espía Barreiro deja el espionaje al desnudo
Todo lo que tendrá que investigar el juez Alejo Ramos Padilla. Desde los espionajes a los miembros de la Corte Suprema a las relaciones con Patricia Bullrich.