La banda que integraba Marcelo D'Alessio también hizo espionaje sobre dos jueces de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. A ambos les monitorearon viajes al exterior y las llamadas telefónicas, según declaró el espía Hugo Rolando Barreiro, alias Rolo. El escándalo trepa a los más altos niveles del Estado. Este diario adelantó en su edición de este lunes que Rolo también reveló cómo hostigaron a la ex abogada del arrepentido Leonardo Fariña, para lo cual la siguieron e intentaron robarle el auto. El objetivo era intimidarla para que no revele la reunión cumbre en la que se pactó el contenido de la declaración de Fariña como arrepentido. En esa reunión, en la oficina del ministro de Justicia, estuvieron el propio Germán Garavano, Fariña y su abogada de ese momento, Giselle Robles, a quien la banda luego hostigó. Ayer el juez Alejo Ramos Padilla ordenó dos medidas relacionadas con este caso. Por un lado, citó a declarar a un socio del estudio de Rosenkrantz, que aparentemente notó el espionaje. Por el otro lado, pidió las declaraciones de Fariña para ver la secuencia en que se produjeron. También trata de acreditar que al arrepentido le pagaron y le siguen pagando. El espía Barreiro declaró por tercer día consecutivo. Por ahora lo hace en indagatoria porque todavía no se pudo concretar la declaración como arrepentido. Está firmado un acuerdo provisional, pero el fiscal puso condiciones para avanzar, algo que exhibe su alineamiento con el aparato judicial ligado a Cambiemos que funciona en Comodoro Py. Lo más trascendente de la declaración hasta el momento es que Barreiro dijo que se formó una estructura inorgánica de la Agencia Federal de Inteligencia. Según la versión de Rolo, ese grupo recibía órdenes --y dinero-- de altos cargos de la ex SIDE y todo se cursaba a través de los ex comisarios de la Bonaerense, Aníbal Degastaldi y Ricardo Bogoliuk. Ambos ex policías transmitían las órdenes a D'Alessio y al resto. De acuerdo a los datos que aportó ayer, la banda espió a Rosenkrantz y Rosatti. En el entorno del presidente del máximo tribunal tenían la sospecha de que el espionaje existía, por lo que no se sorprendieron con los datos aportados por el espía. Ayer mismo, el juez Ramos Padilla citó para este jueves a uno de los socios de Rosenkrantz, Gabriel Bouzat. Ya había indicios, consignados en el análisis que hizo de la documentación la Comisión Provincial de la Memoria. Rolo mencionó que una de las cosas que la banda debía investigar era, supuestamente, la reiteración de viajes de Rosenkranz a Panamá. Buena parte del espionaje a los miembros de la Corte se habría hecho en base a órdenes judiciales emanadas por el fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone. Llama la atención que un funcionario judicial de menos envergadura se atreva a pedir listados telefónicos y de viajes de integrantes de la Corte Suprema. Según lo que dijo Rolo, Bidone cobró por ese trabajo y una prueba sería el pago de pasajes a Cancún para el fiscal y su familia. La compra del paquete se hizo en una agencia de Canning, donde vive D'Alessio, y el pago lo hizo una mujer que se llama Julieta y que sería la secretaria de D'Alessio. El espía contó que el falso abogado se quejaba de las exigencias de Bidone. Todo el espionaje a Rosenkrantz y Rosatti se hizo en tiempos de conflicto, cuando se produjo esa especie de golpe de estado, impulsado por el Ejecutivo, en el que destituyeron a Ricardo Lorenzetti como presidente. Su puesto, como se sabe, fue ocupado por Rosenkrantz. El escándalo llega a los más altos niveles del estado. Este diario publicó, en exclusiva, en la edición de este lunes la persecución a la abogada Giselle Robles, ex abogada del arrepentido Leonardo Fariña. Fuentes cercanas a la letrada confirmaron los datos que aportó el espía Rolo: que la siguieron, que la estaban espiando y que intentaron robarle el auto dos veces. En ambas oportunidades, desconocidos quisieron llevarse el Audi A1 de un estacionamiento de confianza. En un caso, la intentona quedó registrada en las cámaras. Todo indica que a Robles la perseguían y hostigaban para evitar que revele una reunión cumbre, previa a la declaración de Fariña en la justicia, en la oficina del ministro Garavano. Estuvieron Fariña, la abogada Robles y el propio ministro. El encuentro fue denunciado por el diputado nacional Leopoldo Moreau y los aportes de Rolo confirmarían la información. En esa reunión de marzo o abril de 2016 se habría hablado de jueces que se desplazarían --Carlos Rozansky, Eduardo Freiler y Daniel Rafecas-- y sobre todo sobre el contenido de lo que Fariña debía declarar. Se hurgó, por ejemplo, en cómo involucrar a Cristina Fernández de Kirchner en la causa por lavado de dinero, el expediente en el que Fariña iba a declarar. Rolo pidió declarar como arrepentido porque quiere hacer más revelaciones, pero reclama los beneficios que otorga la ley. El fiscal pone trabas y aduce que el Presidente de la Nación debe levantar el secreto ya que Barreiro es un espía. La defensa de Barreiro, en cambio, sostiene que está haciendo revelaciones posteriores a su salida de la AFI, en 2016. En cualquier caso, el fiscal Juan Pablo Curi, que es quien tiene que hacer el acuerdo para que declare como arrepentido, viene poniendo obstáculos, en línea con la inacción del procurador Eduardo Casal --quien ni siquiera suspendió a Carlos Stornelli-- y en sintonía con el aparato judicial de Comodoro Py, hoy pieza clave en las estrategias de Cambiemos.
La banda de D’Alessio espiaba a la Corte
El escándalo D’Alessio trepa a los más altos niveles del Estado. La declaración del espía Hugo Rolando Barreiro dejó al descubierto que la banda de espionaje que investiga el juez Alejo Ramos Padilla también monitoreó los viajes al exterior y los llamados telefónicos de dos miembros de la Corte Suprema.