”Alguien del poder actual quiso quedarse con mi empresa. Me extorsionaron, me coaccionaron, al final a través de Marcelo D’Alessio, pero antes a través de la AFIP, la Justicia y un periodista. El objetivo fue que les entregara mi empresa, OPS, o destruir mi empresa para quedarse con el mercado. ” Sentado en su oficina, el empresario Mario Cifuentes, que declaró como víctima en la causa de Dolores, describió para PáginaI12 las increíbles maniobras que hizo en su contra la asociación ilícita que integraba D’Alessio junto a ex policías y agentes de inteligencia, que en otros casos también estuvo vinculada al fiscal Carlos Stornelli. Cifuentes afirma que nunca se vió con el hombre de poder que se quería quedarse con OPS, pero ese hombre le mandó dos personas a negociar en su nombre y trataron de hacerle firmar un contrato de entrega de la compañía: “la empresa ya la perdiste, no hundas a todos”, le dijeron. Una maniobra parecida a las que hacía la dictadura militar, pero por otras vías. En Dolores dicen que el hombre de poder detrás de la operación es el familiar de un altísimo integrante del gabinete nacional, pero están juntando las evidencias. Para ahogar a Cifuentes le intervinieron OPS, la AFIP lo acorraló de todas las maneras posibles, impidió cualquier rescate y, finalmente, apareció D’Alessio. El falso abogado lo paseó por la ciudad en un auto con sirena de patrullero y un rifle en el asiento, le mostró planillas con sus llamadas telefónicas, listados de viajes, horarios cotidianos de su esposa e hijo, lo amenazó con plantarle cinco kilos de droga en el auto de su hijo y le mandó un mensaje quasi mafioso a través del programa Animales Sueltos. Es muy probable que el caso derive en nuevas detenciones en los próximos días. Cifuentes está sentado en su oficina en este sábado, tras la intermediación de un amigo para concretar la entrevista. No quiere fotos, no quiere apariciones televisivas: “Es una cuestión de seguridad”, dice. Siente que desde hace tres años vive una auténtica pesadilla: tenía una empresa con dos mil trabajadores y ahora tiene unas pocas decenas, con toda la actividad parada. –Cuénteme de usted y de OPS. –OPS es una empresa de servicios petroleros. Hacíamos caminos para las petroleras, ductos, mantenimiento, infraestructura para bomberos. Todo lo que se necesitaba. Llegamos a tener más de dos mil empleados. –¿Cuando asumió el gobierno de Cambiemos usted pensó que trataban de quedarse con su empresa? –No, no, no. Yo pensaba que las cosas que iban pasando eran hechos aislados. Hoy me doy cuenta de que fue una enorme jugada con dos objetivos: quedarse con la empresa era el primer plan; sacarnos del mercado, era el plan alternativo. Todo empezó cuando YPF nos obligó a rescindir los tres contratos que teníamos con ellos, que era la base de nuestra empresa. Piense que uno de los contratos llevaba diez años y el otro llevaba doce, pero con la interrupción de un año. Siempre tuvimos nuestros más y nuestros menos, pero era por las tarifas, por lo que nos pagaban por los trabajos. Nunca hubo un incumplimiento, nunca fuimos suspendidos o sancionados. –¿Y le rescindieron porque le decían que usted era un empresario K? –No, de ninguna manera. Nunca fui empresario K. Nunca fuí ni siquiera peronista. Pero como nací en Santa Cruz se ve que eso hacía la diferencia y además soy amigo desde chico de un ex senador kirchnerista, Nicolás Fernández. Diría que igual, el tema de fondo es que se quieren quedar con tu empresa. Se lo hicieron también a Cristóbal López, con quien siempre me llevé mal, pero vi la forma en la que le sacaron Oil. Te hostigan de todas las maneras posibles y luego te ofrecen el diez por ciento de lo que vale la empresa. A mi me ahorcaron quitándome los tres contratos de YPF en 2016. De entrada, me pidieron la rescisión de uno, diciéndome que mantenían los otros dos. Pero después me quitaron los tres contratos. Todo eso nos llevó a un camino inevitable: el concurso de acreedores, el 11 de agosto de 2016. Nuestros problemas venían de antes, porque no nos pagaban o se demoraban los pagos o no nos reconocían trabajo. Yo quería pagar las deudas, pero no perder la empresa. Y ahí apareció otra parte de la trama, lo que fue pasando en la justicia. –La justicia le intervino OPS –Tal cual. Pero fue una intervención rara, decretada por la jueza Vivian Fernández Garello, después revocada por la Cámara. Jugaban a debilitar la empresa. Nos decían que paguemos tal cosa y ellos eran los que manejaban el dinero y no nos daban el dinero. También la AFIP jugó a debilitar la empresa. Se supone que un ente recaudador intenta cobrar impuestos y debe lograr que la empresa continúe para después cobrar. Acá hacían lo contrario. Intentaban hundirnos. Le aclaro que nunca se nos acusó de ningún delito, nunca fui llamado a ninguna indagatoria. De golpe me decretaron además un embargo personal. O sea que ni siquiera podía vender algo mío para cubrir los gastos. Ahí fui que me dí cuenta que se querían quedar con la empresa. Vi algo orquestado. –En la causa de Dolores usted declaró que aparecieron personas enviadas por alguien poderoso. Se quería quedar con la mayoría en la empresa. –Sí, es así. Hablaban en nombre de alguien poderoso. Pero yo no puedo decir quién es porque yo nunca hablé con él: hablé con los enviados. –¿Es un familiar de alguien del gabinete nacional?. –No, no le puedo decir, porque nunca hablé con él. –Pero es seguro que el juez Alejo Ramos Padilla va a saber el nombre porque citará a las personas que hablaron con usted de parte del poderoso. –No lo sé. Sólo le puedo decir que tendrá que investigar el juez. –Y después apareció D’Alessio. –Sí, tal cual. Lo metió uno de los que mandó el comprador. Vino con el argumento que él sobornaría a los jueces y también dijo que iba a arreglar dentro de la AFIP para que dejaran de hostigar y luego la empresa quedaba “limpia” para venderla. Yo no quería nada de eso. No tenía ninguna acusación penal, sólo quería salvar la empresa y le exigía al comprador de la parte mayoritaria que cumpliera con tres cosas: que se pagaran las deudas bancarias, porque yo era el garante; que se le pagaran a las pequeñas empresas a las que les debíamos, porque de lo contrario las mandaríamos a la quiebra y tener un encuentro personal con ese comprador. Cuando yo pensé que iba a ver al comprador, me llevaron a la casa de D’Alessio. –¿Ahí empezó la extorsión? –Fueron cuatro días tremendos, a fines de marzo de 2018. Usted piense que él me exhibía armas, me llevó por la ciudad en una camioneta en la que había un fusil en el medio del asiento y el llevaba un arma en la cintura. D’Alessio prendió la sirena y volaba por Avenida del Libertador cruzando los semáforos en rojo. En una computadora me mostró la lista de mis viajes al exterior desde 2010, informes de que mi esposa salía a las 7 de la mañana de casa y que iba a tal lado o a tal otro lado; me decía que yo vendí un departamento en Madrid; me exhibía otra lista de mis llamadas telefónicas. Uno se daba cuenta que ese hombre no estaba solo, era parte de una organización, de una banda. De golpe me dice, ¿cómo vas a hacer si le ponen cinco kilos de droga al Mercedes de tu hijo? Ahí lo paré en seco y entonces me dijo. “pará, pará, yo soy el bueno en esta historia. Los muchachos son los malos”. O sea jugaba al policía bueno que me quería ayudar. Pero siempre pidiéndome dinero a cambio. O sea, me querían quitar la empresa y aparte él buscaba sacarme lo que pudiera. –¿Y usted se negaba? –Le decía que no a todo. Entonces se enojó y se cortó todo el diálogo. El 4 de abril de 2018 me llama a la tarde y me dice: “mirá esta noche Animales Sueltos”. Todo el programa trataba de la situación de Lula en Brasil. Pero de repente, el periodista Daniel Santoro dijo: “porque el problema de Lula es un departamento construido por la empresa OPS.”. Es público y notorio que el departamento de la causa judicial brasileña era de la empresa OAS, no OPS, que era la mía. De manera que lo tomé como un mensaje mafioso. Al día siguiente, me vuelve a llamar D’Alessio y me pregunta si lo había visto. Le dije que no, que me había ido a dormir. “Hablaron de vos”, me dijo. Yo le contesté que “si hubiera hablado de mí, alguien me lo hubiera contado”. Entonces se volvió enojar y me dijo: “mirá Animales Sueltos hoy de nuevo. Este es el último aviso”. Y otra vez lo mismo. Santoro volvió a hablar de OPS al aire, en lugar de OAS. Un día podía ser un error, pero dos días. Y además justo las siglas OPS en lugar de cualquier otra. Entregué en Dolores las grabaciones de los dos programas. Como me seguí negando a entregar la empresa y me seguí negando a pagar, el 6 de abril, me mandó una feroz nota, firmada por Santoro, llena de mentiras, donde me trata de “el nuevo Lázaro Báez”, copiando cosas anteriores de 2016 e incluyendo las mentiras que decía D’Alessio. Por ejemplo, que yo le debía a la AFIP 800 millones de pesos cuando la deuda, certificada judicialmente, era de menos de 400. Todo fue una extorsión y una trama muy orquestada. –¿Por qué no hizo la denuncia? –Era muy difícil. era un problema de seguridad. D’Alessio no estaba solo. A esa altura yo ya sentía que alguien del poder estaba detrás y me quería sacar la empresa. Ahora declaré todo en Dolores y aporté todos los elementos.
“D’Alessio prendió la sirena y volaba por Libertador”
El empresario Mario Cifuentes contó a este diario que “alguien del poder actual quiso quedarse con mi empresa”, OPS, de servicios petroleros.