"Derrumbe social en la Argentina. Macri y el FMI lo hicieron". Así se titula el muy esclarecedor trabajo que elaboró el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), en base a los datos que difundió el Indec, esclarecedor porque muestra que la situación actual es en realidad aún peor que la que surge del informe oficial. Según el reporte del organismo oficial de estadística, en el segundo semestre del año pasado había 32% de pobres, es decir de personas que viven en hogares cuyo ingreso no alcanza a cubrir la Canasta Básica Total. Pero los cálculos del centro de estudios que dirige el ex diputado de Unidad Popular Claudio Lozano muestran que en el cuarto trimestre del año pasado la pobreza trepó hasta el 35, 9 por ciento. La explicación a esa divergencia es la siguiente. Según mediciones del Indec de acceso más restringido, en el tercer trimestre del año pasado la pobreza fue del 28,1%, con lo cual para que el semestre arroje el 32% informado ayer, en el cuarto trimestre la pobreza tuvo que haber sido 35, 9 por ciento. Con el mismo razonamiento se llega a la conclusión de que el porcentaje de indigentes del cuarto trimestre fue 7, 4% de los habitantes, superior al 6, 7% que figura en el informe del semestre conocido ayer. Los porcentajes alarman, pero traducido a número de personas espantan. Según el Indec hay 8, 9 millones de pobres, de los cuales 1, 9 millones son indigentes. Pero esas cifras son el resultado de una encuesta que sólo abarca 31 aglomerados en los que viven 27, 9 millones de personas. La proyección a los 44, 4 millones de argentinos no es lineal, pero no cabe la más mínima duda de que si la encuesta captara a toda la población, se sumarían algunos millones a la cifra de pobreza y cientos de miles a la de indigencia. La proyección del IPyPP para el total de la población indica que hay 16, 1 millones de pobres y 3, 3 millones de indigentes. Dinámica negativa vertiginosa La fotografía de la actualidad es el resultado de una película que tiene una dinámica negativa vertiginosa. Según el último informe del Indec el porcentaje de pobres aumento del 25, 7 en el segundo semestre de 2017 a 32 en el semestre pasado, y el de indigentes de 4, 8 a 6, 7; que equivalen a incrementos del 24, 5 y 39, 6 por ciento. Pero, nuevamente, comparando los datos trimestrales de forma de tener el último cuadro de situación, se observa que entre el cuarto trimestre de 2017 y el último del año pasado, la pobreza aumentó un 36, 5% y la indigencia un 66, 3%. En cantidad de personas, hay 4, 4 millones más de pobres y 1, 3 millones más de indigentes. La dinámica se agrava y acelera más si se parte del segundo trimestre del año pasado, es decir capturando el efecto de la crisis que se desató a partir de la devaluación y de los ajustes acordados con el Fondo Monetario Internacional. Eso significa que en ese lapso los pobres aumentaron a un ritmo de medio millón por mes, 17.800 por día, 740 por hora o 12 por minuto. Semejante deterioro no puede sorprender a nadie si se toma en consideración los otros dos informes que ayer difundió el Indec. Por un lado el nivel de actividad (que en enero cayó 5, 7% en relación a igual mes del año anterior) arrastra un retroceso de 9 meses consecutivos. En segundo lugar, el nivel de salarios nominales de enero fue un 32, 2% más alto que un año atrás, lo que significa que aumentaron 17 puntos porcentuales menos que los 49, 3 puntos de inflación acumulada en esos doce meses. Lo que en términos de poder adquisitivo supone una disminución del 11, 5 por ciento. El derrumbe social que reflejan todas estas cifras sería mucho más profundo si no existiera la red de contención que ejerce el programa de Asignación Universal por Hijo. Pero eso mismo revela que los resultados del "mercado" y de la distribución primaria de ingresos es calamitosa. Tal vez resulta incómodo enterarse que, más allá de los discursos políticos y de la indignación que muchos manifiestan, el drama que reflejan estos números lejos están de constituir una preocupación prioritaria para el conjunto de la sociedad. Según la última encuesta de Opinaia la pobreza figura en el quinto lugar en una lista de los principales problemas del país, con apenas el 9% de los votos. Para la consultora Agora la pobreza está en el cuarto lugar con el 15% de los votos. Mauricio Macri fue muy claro e insistente en pedir que su gobierno sea evaluado según los logros en reducir la pobreza, confiado en que la podría bajar. Sin embargo el balance es pésimo. Si bien no había datos confiables por el oscurantismo estadístico del gobierno anterior, se estima que al asumir la presidencia la pobreza estaba en torno al 29, 5% y la indigencia alrededor del 5, 3%. Lo cual implica que en los primeros tres años de gestión hubo un salto de 6, 4 puntos porcentuales en pobreza y de 2, 1 en indigencia. El Gobierno no sólo ha fracasado en reducir la pobreza. Tampoco acertó en domar la inflación, en estabilizar el dólar y en impulsar el crecimiento a través del consumo, la inversión y las exportaciones, a lo que hay que agregar el peso adicional del enorme endeudamiento contraído. No obstante, el Presidente insiste con la misma receta, con que no hay alternativas, y no enrojece en simular enojo y calentura por lo que él considera soluciones mágicas. Mágico será el resultado electoral si la economía y la situación social no mejoran sustancialmente y Macri se alza con la reelección. 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El drama social es aún peor que lo que muestra el Indec
La dinámica de la pobreza y de la indigencia es más inquietante de la que informó el organismo oficial de estadística