ROMA. - Cuando falta un mes para la cumbre sobre abusos a la que convocó a los más de 100 presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para discutir sobre el escándalo de abusos sexuales, algo sin precedente, para el Papa estalló un nuevo dolor de cabeza, que tiene nombre y apellido: Gustavo Oscar Zanchetta. Se trata del obispo argentino que renunció sorpresivamente a la diócesis de Orán, en el norte del país, el 29 de julio de 2017, alegando motivos de salud y que en diciembre de ese mismo año llegó al Vaticano tras ser nombrado por el Papa asesor de la Apsa, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. Luego de que el diario El Tribuno reveló que el verdadero motivo de la renuncia de Zanchetta era que había sido denunciado por abusos sexuales, de poder y de conciencia por algunos sacerdotes, e l 4 de enero pasado el vocero interino del Vaticano, Alessandro Gisotti, admitió que este obispo, de 54 años, se encuentra bajo investigación preliminar. Se trata de un sacerdote cercano a Francisco, que fue vicario episcopal de Asuntos Económicos de la diócesis de Quilmes y subsecretario ejecutivo de la Conferencia Episcopal. Gisotti entonces subrayó que las acusaciones contra Zanchetta, que dejó momentáneamente su cargo, surgieron en los últimos meses, casi un año después de que el Papa lo designó número dos del ente que administra las propiedades del Vaticano. Pero una investigación de la agencia AP publicada ayer reveló que el Vaticano recibió informes en 2015 y 2017 sobre Zanchetta. El sacerdote Juan José Manzano, uno de los tres que hicieron llegar información sobre Zanchetta, dijo a AP que en un primer informe en 2015 se remitieron fotos que se sacó el mismo obispo mientras estaba desnudo "en actitudes obscenas o fuera de lugar". Consideró que fue una "primera alerta" que hicieron llegar a la Santa Sede a través de "obispos amigos". En 2017, "la cosa estaba mucho más grave (con Zanchetta), no solo porque hubiera habido alguna cuestión de abuso sexual... lo que había era un in crescendo de medidas que conducían la diócesis al abismo". En ese entonces se elevó la información a la nunciatura en Buenos Aires. Manzano, vicario general de la diócesis de Orán cuando se elevaron los informes, hizo esas declaraciones en una entrevista concedida a AP y en un correo electrónico posterior. Aunque Gisotti lo negó, Manzano aseguró que el mismo papa Francisco sabía del cuestionable comportamiento del obispo desde 2015. El Papa habría hecho llamar a Zanchetta y este se habría justificado al decir que le habían manipulado el móvil y que la intención era dañar al Pontífice, dijo Manzano en su mail enviado a la AP. Cada uno de los tres sacerdotes elevó información con lo más destacado sobre el comportamiento del prelado en mayo o junio de 2017. Manzano informó sobre el "desgobierno" del obispo, y otro sacerdote, que era mano derecha de Zanchetta, de los presuntos abusos. El vocero interino del Vaticano había dicho el 4 de enero que al momento de su renuncia Zanchetta le había pedido al Papa que lo dejara salir de Orán porque tenía relaciones difíciles con sus sacerdotes y era "incapaz de gobernar el clero". Gisotti dijo además que "al tiempo de su renuncia había acusaciones en su contra de autoritarismo, pero no de abuso sexual". Las declaraciones de Manzano a AP, que contradijeron esa versión, cayeron como una bomba en el Vaticano, que se prepara para una inédita cumbre, del 21 al 24 de febrero, sobre el escándalo de abusos, un tema que destruyó la credibilidad de la Iglesia, considerado el talón de Aquiles del pontificado del papa argentino. ¿Cómo es posible que Francisco, que desde que fue elegido se mostró determinado a seguir adelante con una política de "tolerancia cero" contra abusadores y encubridores, haya traído a Zanchetta al Vaticano para defenderlo? Muchos temen que el escándalo Zanchetta se convierta en una suerte de segundo "caso Barros", en referencia al obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir los abusos de un famoso sacerdote pedófilo, Fernando Karadima, que el Papa defendió contra viento y marea hasta que ordenó una investigación y admitió haber estado equivocado, debido a la mala información recibida. "¿Es el Papa otra vez víctima de un obispo que le contó mentiras?", es la pregunta que muchos se hacen ahora, por lo bajo, en el Vaticano. En agosto de 2017 sorprendió con su renuncia como obispo de Orán, a los 53 años, alegando problemas de salud. Ahora el Vaticano lo apartó del cargo de asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, en Roma El Vaticano investiga denuncias de sacerdotes que lo acusan de abuso sexual en Orán. Antes de radicarse en Salta, se desempeñó como vicario de la Catedral de Quilmes y párroco de San Francisco de Asís, de Berazategui
Las revelaciones sobre un obispo argentino acusado golpean al Papa
ROMA. – Cuando falta un mes para la cumbre sobre abusos a la que convocó a los más de 100 presidentes