Seguridad

La anarquista que colocó la bomba en el cementerio de Recoleta se negó a declarar tras despertar del coma e irá a la cárcel

A dos meses de la explosión en la tumba de Ramón Falcón, Anahí Esperanza Salcedo estuvo en los tribunales de Comodoro Py

Hoy por la mañana, Anahí Esperanza Salcedo ingresó en calidad de detenida a la alcaidía de los tribunales de Comodoro Py. Llevaba un casco que cuidaba su cabeza. A mediados de noviembre pasado, Salcedo -que se identifica como anarquista- colocó una precaria bomba casera en la tumba del jefe de policía Ramón Falcón en el cementerio de la Recoleta junto a un cómplice, Hugo Rodríguez, otro anarquista que frecuentaba una casa tomada en la calle Pavón en Montserrat. La bomba, equipada con un temporizador de horno, algunos caños amarrados, le explotó en la cara, desfigurándola. Así, Salcedo quedó internada en el Hospital Fernández, donde se le indujo un coma farmacológico días después de la explosión. Recién en los últimos días, casi dos meses después, la Justicia federal la consideró finalmente apta para ser indagada. La joven de 32 años, oriunda de la localidad de Adolfo Sourdeaux, fue trasladada a Comodoro Py, con una causa en su contra a cargo del juez Julián Ercolini y el fiscal Jorge Di Lello. Acompañada por una abogada particular, Salcedo se negó a responder preguntas, según aseguraron fuentes judiciales a Infobae. Ni siquiera presentó un escrito. Fuentes que siguen de cerca el expediente afirman que Salcedo no volverá a su casa: su próximo destino será el penal de mujeres de Ezeiza. Hugo Rodríguez, su cómplice, continúa detenido, así como Marco Viola, el otro joven anarquista que colocó una bomba al mismo tiempo que Rodríguez y Salcedo bajo el auto del juez Claudio Bonadio. Mientras tanto, un sector del movimiento anarquista la reivindica. A fines de noviembre pasado, en la marcha de repudio al G20 un grupo de encapuchados pintó "fuerza Anahí, la pólvora te vengará" en una persiana de Plaza Congreso. Un mes después, una pequeña revista llamada Destruir para Destruir comenzó a circular en las redes en formato .pdf, con una colección de artículos y columnas. Sus editores anónimos definieron la publicación como "un acto mínimo de complicidad con Marco, Hugo y Anahí". "Hoy extendemos nuestra complicidad, también, a todos los detenidos que arrastraron las acciones explosivas el pasado mes en Bs As. Que estas palabras por más frágiles que parezcan sirvan como medio para respirar la libertad desenfrenada e ir más allá… por la destrucción de este mundo y sus fantasmas", continuaron. SEGUÍ LEYENDO:

To Top