Alguna vez Marcelo Gallardo le dijo a este diario que recién después de algunos años, cuando ya no esté más a cargo del primer equipo de River, empezará a dimensionar realmente lo que consiguió (y siguió consiguiendo) durante este período de gloria en el club de su vida. Hoy no puede, no le sale. Vive el día a día sin mirar hacia atrás, con los dientes apretados, pensando en los desafíos más inmediatos: probablemente por eso, porque nunca pudo detenerse a pensar su trabajo con una perspectiva histórica, su River haya ganado tanto y él piense en continuar por ese camino. Así que va una recomendación: si estás leyendo esto, Muñeco, no sigas. Cortá acá con la lectura. Gallardo se ganó un lugar en la eternidad. Por los títulos que obtuvo en estos cuatro años y medio pero sobre todo, como le gusta remarcar a él, por cómo los ganó, por las circunstancias en las que los ganó, por los rivales a los que les ganó en el camino. Será recordado por siempre, y eso que su carrera como entrenador -insólitamente- recién empieza: le alcanzaron un puñadito de años. Le alcanzaron, por caso, para duplicar la cantidad de Copas Libertadores que el club tenía a lo largo de toda su vida. Le alcanzaron para doblar y hasta superar, también, el número total de estrellas internacionales de River: cuando asumió MG a mediados de 2014 las vitrinas del Museo contaban con cinco Copas (las Libertadores 86 y 96, la Intercontinental 86, Interamericana 87 y Supercopa 97) y hoy ya suma 11 tras agregarles las dos Libertadores, las dos Recopas, la Sudamericana y la Suruga Bank. Sí, una locura. El tipo, evidentemente, está marcado. Si hasta estuvo como jugador en la Libertadores 96 y la Supercopa 97: posiblemente también pudo haber estado estado en la gesta del 86-87, pero la Confederación Sudamericana no le habrá permitido jugar al fútbol profesionalmente con 10 años Gallardo hizo historia, pero sobre todo la restauró: la mano de River para con las competencias internacionales había estado muy torcida en relación a lo grande que siempre fue la institución a nivel local. En algún momento se dará cuenta realmente de lo que hizo. Y un buen parámetro para entenderlo es medirse con otros gigantes del mundo: desde que Gallardo tomó el cargo de entrenador de River, absolutamente ningún entrenador en todo el planeta ganó más títulos que él. Sí: ninguno. Apenas Zinedine Zidane en Real Madrid y Massimiliano Allegri en la Juventus alcanzaron su línea de nueve estrellas. Nadie más. Y a nivel clubes sólo el Madrid (10) y el PSG (14, aunque todos a nivel local en un fútbol sin demasiadas equivalencias) dieron más vueltas olímpicas que River desde julio del 2014. El resto de los clubes del mundo aparece por debajo: desde el poderoso Bayern Munich (8 títulos) hasta el subcampeón de la Libertadores. Una locura lo de Napoleón. Algo que en Argentina apenas podría compararse con Carlos Bianchi, aunque con un detalle no menor. El Virrey comenzó su carrera como entrenador en Francia a sus 35 años, la misma edad con la que Gallardo arrancó en Nacional de Montevideo. A los 42, los otoños que hasta acá pasó MG, Bianchi todavía no había ganado ningún título (el primero le llegó a los 44, con Vélez en el Clausura 1993) y Napoleón ya tiene ¡diez! (además de los 9 en River, hay que recordar que sumó una liga en Nacional en 2012). Los números de este hombrecillo asustan y la perspectiva, también: siempre mira hacia adelante. Los hinchas de River esperan que no haya leído esta nota.
Gallardo, el más ganador del mundo
El Muñeco es un monstruo: desde que asumió en River, en julio del 2014, ningún DT en el universo ganó más que él. Sólo Zidane y Allegri le pudieron seguir el ritmo…